El director del programa ‘El Cascabel‘ de Trece, Antonio Jiménez, estaba de cumpleaños y tenía ganas de celebrarlo con uno de sus deportes favoritos, zurrar a los socialistas (y con los presupuestos y la hispanidad, tenía material).
Con él andaban Edurne Uriarte, Verónica Fumanal o el director de ABC, Bieito Rubido, que nunca tiene pelos en la lengua. Su frase más categórica sería contra el juez Ricardo de Prada, al que acusó de simpatizar con etarras.
Antes el director de ABC mandó un mensaje a ‘colegas’ que acusaban al PP de «crispación», «a algunos colegas parece que cuando lo hace el PSOE es leal oposición y cuando lo hace el PP es crispación«. No decía el nombre pero seguramente refería a la pieza de Luis Aizpeolea en El País (sí acabó citando la cabecera).
También Antonio Jiménez aludió a colegas que habían criticado las críticas a Pedro Sánchez por la hispanidad (Al final PRISA siempre se lleva los palos, aunque el record de burlas y ridiculizaciones contra la fiesta de la hispanidad sigue siendo para La Sexta).
Luego hablaron del doctorado honoris causa que le han concedido a Adolfo Suárez cuatro años después de su muerte. Que sirvió para que todos los de la mesa se pusieran a loar empalagosamente al Duque: el mejor presidente de la historia, el más transcendente, el de más valor, el héroe de la transición, etc.
Mala defensa de la Transición es hacerla desde el empalago vacío (No así el discurso de Adolfo Suárez Junior, que sí recordó la clave del Espíritu de la Transición: el cambio por consenso, a costa de sacrificio).
Es decir ni inmovilismo ni unilateralidad, que son las principales opciones ahora. Uno echa en falta elogios a Suárez del estilo de los que hicieron Luis María Anson o Pedrojota Ramírez al morir.
Desde un entorno razonable, juzgando al Duque como un gobernante con muchos aciertos, y también errores, como todo presidente (algo que daba bastante más valor a sus elogios, que los de la babosería hueca).
Que Eva Llarandi hablara despectivamente de la Transición (no del Duque, a eso no se atrevió) diciendo el manido argumento del ‘ruido de sables’, entra dentro de lo lógico de quien no vivió la época.
Uriarte recordó que quienes sembraban de muerte las calles de España por aquellos años eran los de ETA. Sorprende más el caso de Fernando Jáuregui que sí vivió el tema, y, por desgracia, pareció dar a entender que la Transición fue gracias al sacrificio de la izquierda por no pedir la tricolor como bandera. El relato falso según el cual la Transición fue sólo un acto de bondad supremo de la izquierda ante la malvada derecha es algo que, probablemente, ha contribuido a la pésima opinión de aquel periodo que tienen figuras como Pablo Iglesias.
Ellos no son los culpables, si no los malos ‘relatores’. El sacrificio en la transición fue de ambas partes (derecha, izquierda y nacionalistas) todos cedieron en muchos aspectos para aprobar aquella Constitución. Y si en los banquillos de la izquierda había gente que había padecido exilio o cárcel por la represión de la derecha, tampoco se olvide que entre los diputados de la derecha se sentaban apellidos como Marcelino Oreja, Calvo Sotelo o De la Cierva… que sabían lo que era perder a un ser querido en manos de la izquierda. Por eso era una ‘reconciliación’.
Rubido, a saco contra el juez De Prada
Pero el momento más fuerte de la tertulia llegó cuando Eva Llarandi y Fernando Jáuregui para defender a Susana Díaz en los chanchullos andaluces sacaron el tema de que Mariano Rajoy había dimitido porque una sentencia decía que había mentido (¿Seguro que la sentencia decía exactamente eso?).
Rubido tomó la palabra para asegurar que la sentencia no condenó a Rajoy por mentir, sino que tenía una frase en la que el Juez De Prada se limitaba a decir que él no le creía «decía que no le daba verosimilitud él». Pero no se quedó ahí, el gallego añadió algo que dejó con los ojos como platos a Fumanal y Jáuregui: «El juez De Prada, conocido por sus simpatías con los etarras«.
Fumanal se apresuró a decir que ella nunca criticaría a jueces (¿a los de La Manada tampoco?), y Fernando Jáuregui trató de sermonear a Rubido en la misma dirección.
Pero Rubido, que no se calla en estas cosas, reivindicó como periodista su derecho a poder valorar a los jueces, recordó las críticas que se hicieron desde la izquierda a los jueces Enrique López y Espejel y concretó sus críticas: «Que simpatiza con etarras lo ha dicho él«, «Ha dicho que la Guardia Civil en España tortura a los etarras» «y lo ha dicho en compañía de Arnaldo Otegi, etarra condenado«.
A lo que Bieito Rubido se refiere es que De Prada participó en 2016 en una ‘Mesa Redonda’, aunque no con Otegi sino con el dirigente de Herri Batasuna Iñigo Iruin (abogado al que publicaciones en los años noventa llegaron a calificar como jefe de ETA) en la que aseguró que en España se torturaba con impunidad y la Audiencia Nacional miraba para otro lado. Un acto que fue recibido con euforia por el periódico batasuno ‘Gara’ (15-4-2016) que en un reportaje titulado ‘De Prada desnuda a la Audiencia Nacional’ se congratulaba de que un juez reconociera al fin lo que ellos llevaban años denunciando.
No está claro si Rubido sufrirá consecuencias. Por lo pronto el reportero Gonzo (laSexta) ya puede tomar nota de un nuevo tema con el que acosar al director de ABC cuando vuelvan a coincidir.