Vino después un grupo de niños que bailaban una coreografía mezclando hip hop y flamenco, que acabó siendo una de los números más limpios de la noche.
Pese a todo, a Risto tampoco acabaron de gustarle, pues juzgaba que necesitaban más preparación. Una vez más, los aspirantes pudieron tener una segunda oportunidad gracias a los síes de los otros tres jueces, que parecen incapaces de decirle «no» a algún show.
Como siempre, hubo sitio en este programa para actuaciones que no todos los miembros del jurado acabaron de entender pero pese a todo pasaron de ronda, y eso es lo que no entienden desde el público.
Mr. Basic, que era como se hacía conocer el sujeto, apareció con un traje de presidiario, rayas blancas y negras, y no dijo una sola palabra durante todo el show.
El tal Mr. Basic se limitó a subcontratar el espectáculo, haciendo salir al escenario a Risto y a Eva Hache y pedirles que hiciesen pases de bailes. De pronto, la actuación se terminaba y nadie sabia muy bien qué era lo que quería demostrar.
Risto, pese a que le duela, tuvo que admitir que Mr. Basic había sabido jugar con él, y lo asumió:
«No tengo sentido del ridículo, y mira que hago el ridículo muchas veces…Túme has puesto a hacer el ridículo y, sinceramente, te agradezco este rato en el que me lo has hecho pasar muy mal».
Parecía imposible que el mimo fuese a alcanzar el siguiente nivel del programa, pero nada es imposible cuando Risto y Jorge Javier están juntos en un plató.
Incomprensiblemente, Mr. Basic pasó a la siguiente fase atestiguando así que Got Talent debería llamarse más bien «Got Frikismo».
Fuente: ABC/Leer más
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