Festival del victimismo en TV3. La separatista televisión catalana ha vuelto a regalar a su prole de pardillos un ‘docudrama’ para que la mujer de Jordi Cuixart, presidente de Omnium Cultural, Txell Bonet, cuente las visicitudes que le supone acudir semanalmente a visitar a su pareja a la madrileña prisión de Soto del Real.
La pieza comienza con la esposa de Cuixart bajando con su bebé, para darle más carga emocional al asunto, por las escaleras de la estación de Sants para coger el AVE rumbo a Madrid-Puerta de Atocha. Las primeras palabras son para su pareja:
Jordi es una persona que tiene una gran fortaleza interior. Lo primero que hacemos cuando nos vemos en prisión es tocarnos las manos contra el cristal y ‘abrazarnos’ de una manera metafórica.
Evidentemente, para hacer ver a la audiencia que Cuixart y Sánchez son presos importantes, la propia Bonet deja caer esta reflexión:
Los presos están alucinados y se preguntan quiénes son esas personas que reciben tal cantidad de cartas.
La mujer del presidente de Omnium cuenta con total desparpajo, como si su marido hubiese hecho algo importante en la vida y que tuviera que ser reconocido mundialmente, que:
Vaya suerte que tienes que puedes dormir sin remordimiento de conciencia y muy tranquilo.
Asegura que:
No hay pruebas del delito de sedición o de rebelión y el hecho de que esté en prisión preventiva es algo totalmente desproporcionado.
Bonet, por supuesto, se queja del ajetreo que es llegar a Soto del Real:
Es una ginkana, son muchos trámites, el tiempo de espera y gracias al taxista que nos lleva que al final no sólo hace de babysitter, sino también de tres o cuatro cosas más.
Y remata con lo duro que es llevar ya dos meses y 24.000 kilómetros recorridos.