El sector ‘buenista' mediático lleva demasiado tiempo acostumbrado a decir que en la sociedad de Cataluña nunca pasa nada
El 22 de febrero DE 2018 el presentador estrella de Atresmedia y personificación del periodismo guay, Jordi Évole, realizó su célebre entrevista en ‘El Hormiguero’ en la que mostraba su rigor profesional diciendo con total «rotundidad de investigador» un dato que en realidad se estaba inventando o sólo repetía de oídas, que «Marta Sánchez tributaba en Miami».
Era mentira, como tuvo que reconocer sin que hubiera apenas consecuencias (con el juego que habría dado algo así para un ‘Maldita Hemeroteca’ de esos…), pero es la ventaja de estar protegido por ser de laSexta.
El tema es que en esa misma entrevista en ‘El Hormiguero’ Jordi Évole también se erigió en defensor supremo de la escuela catalana asegurando que «era un modelo que había demostrado su éxito durante los últimos años» y exigiendo a los políticos que no lo tocaran «no hay que tocarlo, no hay que hacer nada».
Y justificaba los ataques a la escuela catalana porque «las elites de España se han puesto muy nerviosas por el process». Ni siquiera se molestó en cubrirse diciendo que a lo mejor en algún colegio, puntual, excepcional, podía haber dado algún exceso. Nada. Todo en la escuela catalana es perfecto.
No era una excepción. El siempre riguroso Évole llevaba ya unos meses haciendo campaña a favor de la escuela catalana. El 15 de octubre pasado, apenas dos semanas después del 1-O, Évole subía un vídeo a su twitter para reivindicar la escuela catalana que se viralizaba al poco tiempo.
Dos días después en el Congreso de los Diputados, un diputado, Joan Mena (del grupo parlamentario Podemos – En Comú, naturalmente) usaba a Jordi Évole para reivindicar la escuela catalana. Évole mostraba su entusiasmo en otro tuit del 17 de octubre agradeciendo al de Podemos que le mencionara en el congreso.
Es curioso que a Évole, que en el pasado ha dedicado programas enteros de ‘Salvados’ a poner a parir a colegios madrileños como el de Los Arenales de Carabanchel o el de El Pilar, en cambio no le despierte interés alguno lo sucedido en el colegios catalanes como el de IES El Palau de Sant Andreu de la Barca.
Ni siquiera hace falta hacer referencia a lo que denuncia la fiscalía o los acusadores, basta con poner el acento en lo que han reconocido los propios profesores:
• 1) Que en horario de clase, los profesores se pusieron a hablar a los niños de sus visiones sobre los sucesos del 1-Octubre (el referéndum ilegal y las cargas policiales) en clase en lugar de las asignaturas escolares (y seguro que lo harían con muuucha neutralidad). ¿Le parece normal a Évole que se hable a niños de eso si se supone que Catalunya es plural y que en cada colegio habrá niños de familia unionista o independentista?
• 2) Que suspendieron las clases llevaron a los niños al patio para que participaran en una manifestación de apoyo a los independentistas del 1-O. ¿No le parece a Évole un poco raro, si se supone que los colegios respetan tanto la pluralidad y que igual no todos los niños estaban a favor de los que orquestaron el 1-O?
• 3) Reconocen que pidieron a los niños hijos de Guardias Civiles que se identificaran levantando la mano delante de todos en clase (según los profesores para evitar que esos niños tuvieran que ir al patio a concentrarse en el recreo).
¿Eso no es señalar?
Y eso sólo es lo que han reconocido los propios profesores de IES El Palau de Sant Andreu de la Barca al declarar, porque el informe de fiscalía figuran otras cosas más gordas que, de demostrarse, dejarían aún más en evidencia el tema, como insultos de «perros» o «salvajes» a los Guardias Civiles o como una alumna fue mandada a su casa porque osó decir que ‘ella venía al colegio a estudiar y no a que la hablaran de política’ a lo que fue contestada por los profesores con un «ahí tienes la puerta».
¿De esto no va a decir nada el máximo defensor de la escuela catalana desde Atresmedia? ¿O sólo critica a un colegio si es religioso o madrileño?
¡Aquí no pasa nada!
El sector ‘buenista’ mediático lleva demasiado tiempo acostumbrado a decir que en la sociedad de Cataluña nunca pasa nada ni hay ningún conflicto ni división. Y tan absurdo era exagerarlo todo y presentar a Cataluña como una encarnación de la Yugoslavia balcánica nazi, como ridículo la pretensión ‘buenista’ de pasarse demasiados años negando la mayor.
«Estoy convencido de que en la sociedad catalana no hay ningún problema de división» decía hace unas temporadas Antonio García Ferreras en ‘Al Rojo Vivo’, era la cantinela que se repetía entonces. Ahora probablemente ya no se atreva a repetirlo.
Pero en esa Cataluña socialmente tan modélica le habían pegado un tiro en la rodilla a un profesor por defender el uso del castellano y, más grave que eso, aquel incidente no produjo demasiados actos de protesta. ¡Era un hecho aislado!
En esa Cataluña le pusieron una bomba al abogado Esteban Gómez Rovira por presentar un recurso al Tribunal Constitucional. Tampoco hubo protestas. ¡Era un hecho aislado!
En esa Cataluña le pegaron una paliza a Ángela Diest por crear una Coordinadora en Defensa del Castellano. Pero tampoco hubo protestas. ¡Era un hecho aislado!
¿Se animaría Évole a entrevistarles en un ‘Salvados’? ¿En conocer el caso del acoso que padeció José Ignacio Allue? ¿O el que sufrió Francisco Caja? ¿O seguirá con la cantinela de que son todo mentiras de las malvadas horas manipuladoras fascistas?
Igual que Ferreras tuvo que dejar de decir que en Cataluña no había ningún tipo de división social ante la evidencia de la realidad, lo mismo Évole acabará planteándose que lguno de esos colegios catalanes no es tan perfecto y respetuoso con la pluralidad como él aseguraba.