«De lo sublime a lo ridículo no hay más que un paso», como diría Napoleón I.
La jefa de la prueba tenía un equipo favorito y se notó no solo porque fue con quien más trabajó, también porque fue el grupo que mejor trabajo sacó: el azul. Incluso los Gemeliers, que estaban entre los invitados, se dieron cuenta de esto. De hecho, el reto terminó con Oxana sobrepasada con la situación, según recoge ABC.
Todo esto llevó a que la actuación del equipo rojo dejase bastante que desear y, por lo consiguiente, le cayera una reprimenda de Samantha. «Vuestra falta de sincronización es lamentable», dijo la chef sin dudar. Pero especialmente se cebó con una aspirante, Marina. Sin dudarlo, la concursante decidió plantar cara en un intento de «dejar de ser el saco de boxeo». Sin embargo, el jurado aseguró que lo que había hecho realmente es no asumir sus defectos: «Siempre me llevo todos los zascas del mundo y es la primera vez que contesto», le dijo Marina a Jordi Cruz.
Pero la bronca no terminó ahí. «Creo que no soy digna de estar aquí. Me ha dicho de todo menos bonita», dijo Marina. «Puedo atacar a tu plato, pero llamarte a ti sinvergüenza ni se me pasa por la cabeza. Debe saber que le meto caña a un aspirante porque espero una reacción de él. Desde ahora me voy a dedicar a darte mi opinión de tus platos y a no regalarte nada más». Por suerte, este rifirrafe terminó con un largo abrazo entre ambos y un «borrón y cuenta nueva»
VÍDEO DESTACADO: La concursante que casi mata al jurado de Masterchef con su plato