Lo mejor del documental ‘Dos Cataluñas’ producido por Netflix es el titular. Carles Puigdemont, Quim Torra y demás compinches hubieran preferido que se titulara ‘España vs Cataluña’ que es lo que siempre han deseado.
El hecho de que los principales digitales independentistas hayan salido a elogiar el documentalito mientras que en los medios nacionales se le haya acusado de poca profundización y un pensamiento muy superficial, delataba un poco lo que cabía esperar.
La selección de comentaristas y la edición es la clave del equilibrio: si sacas primero como representantes del periodismo independentista a Antoni Bassas (productor de TV3 y accionista de Ara) y a Vicent Partal (tertuliano de TV3 y dueño de Vilaweb) para que loen a Carles Puigdemont como ‘héroe del pueblo’ y, acto seguido, como representante del periodismo no independentista sale Iñaki Gabilondo y dice que Puigdemont es muy buen tío ‘muy buena persona», pues dirán que es equilibrado porque salen indepes y no indepes, pero así como un gran equilibrio no parecerá del todo claro.
Si sale la directora de ‘Ara’, Esther Vera como representante independentista, para decir que en España se ha querido obligar a los catalanes a renunciar a su idioma y a su cultura y luego sale Carles Francino a decir que hay que reconocer que en España hay mucha catalanofobia, pues más de lo mismo.
En el documental, qué duda cabe, tienen papel protagónico como representantes del no independentismo de los ‘buenistas’ como Iñaki Gabilondo, Carles Francino o Gemma Nierga, que quieran asegurar que no están ni con unos ni con otros… salvo para culpar al Estado o a Mariano Rajoy de todo lo ocurrido. Aunque el mejor de los buenistas era John Carlin diciendo que la culpa de todo eran Mourinho y Real Madrid sin que nadie de ese torno replicara tan ‘sesuda’ reflexión.
En ocasiones la edición parece sospechosa. La única frase que le sacaron a Pedrojota Ramírez («Los nacionalismos no son el problema, el problema es España») seguro que era un fragmento cortado de una intervención más argumentada e inteligente, pero son las reglas de los editores.
Lo peor no es lo que dice el documental de Netflix, sino de lo que no dice. Habla de los nacionalistas catalanes como un colectivo oprimido e ignorado por la política durante años. Así lo dice el independentista Bassas y así lo dice el buenista Francino que remata que ‘Ningún gobierno de España ha querido tratarlo’.

Si no queremos llamar manipulador a Francino, digamos al menos que es un poco desmemoriado: El nacionalismo catalán no ha sido un pequeño grupo ignorado, ha sido un grupo de auténtico poder, que gobernó con Suárez, con Felipe González, con Aznar y, ERC, con Zapatero. No se menciona a Jordi Pujol y al 3%, Palau y la corrupción, el Tripartido ERC-PSOE con Carod Rovira, las salvajadas de TV3… nada.
Sólo la Cataluña incomprendida. Sale Guillem Martín y Carles Puigdemont diciendo que ‘nunca pensaron’ que pudieran llegar órdenes de arresto contra los líderes del procés (mentira rotunda, ¿nadie les ha pasado a los del docu de Netflix las imágenes de la votación en el Parlament en la que el propio secretario de la mesa les advirtió que si seguían con aquella sesión podían incurrir en delito?).
¿Por qué no entrevistaron a Santi Vila el consejero que dimitió minutos antes para evitar el tema? ¿O a Jordi Baiget, al que echaron del Gobierno por lo mismo semanas antes?
Nadie habló de legalidad, de los que dice las Constitución o de lo que dice la legislación electoral sobre la convocatoria de referéndums y que las autoridades catalanes desobedecieron y a conciencia. Los autores del docu para Netflix, al parecer, sabían bien lo que quería transmitir y lo que no.
Es verdad que al menos salen Iceta, Borrell, Arrimadas y Moragas para intentar dar la visión de los catalanes no independentistas, pero es un reportaje que no tiene más valor que una edición de ‘La Sexta Columna’, sólo que al menos los documentales de La Sexta son más amenos y lo de Netflix es más ladrillo y, encima, desfasado, porque claramente los responsables del docu querían que se emitiera para las elecciones del 21-D, como demuestra el hecho que sale el hoy retirado Domenech como líder de los Comunes y en que Quim Torra es rotulado como dirigente de Junts y no como presidente de la Generalitat.
Una ocasión perdida.


