Junto a sus habituales tertulianos catalanes independentistas, TV3 tiene en nómina a un grupo de tertulianos del resto de España que van paseando por programillas mientras cumplan con el ‘ADN’ que a TV3 le interesa (Alfonso Ussía le responde a Máximo Pradera por meterse con la bandera de España: «Tonto, que eres muy tonto»).
Y ese ADN está claro: que simpaticen con la causa ‘indepe’, que desprecien al Estado español en general, a sus tribunales de Justicia, a la Familia Real y a la derecha política en particular (La tele del PP se esfuerza por dejar de ser facha: Fichado Pradera, sólo falta contratar a Rufián).
La alumna aventajada es Beatriz Talegón, y por ahí también se mueven Cristina Fallarás, Ramón Cotarelo, Javier Pérez Royo, Elpidio José Silva…etc. Y en ese grupo tenemos a Máximo Pradera (Monedero y Max Pradera se meten ahora con Carlos Herrera: «Tiene gérmenes en la boca»).
El fofo Pradera entra con sus michelines en ristre en TV3 para llamar facha a todo lo que se mueva para entusiasmo de Helena García, la presentadora de TV3 (Max Pradera cumple con su amo Monedero y ajusta cuentas con los enemigos mediáticos y políticos de Podemos: Inda, Marhuenda, Girauta y El País).
Incluso Pradera se animó a señalar a una de las personas a las que tiene más cariño: Hermann Tertsch, recordando el incidente que tuvo por fotografiarse ante el domicilio del periodista que durante tantos años fuera compañero del padre de este en El País:
Máximo Pradera – Tertsch me acusó a mí de divulgar el sitio donde vivía. Él le puso a su empresa el nombre de su calle y el número de su portal.
Helena García Melero – (Risa)
Máximo Pradera – Claro, luego cómo no se va a concentrar ahí la gente. Yo quería hacer una guía del Madrid de los fachas que empezara con el portal de Tertsch.
Con la «originalidad» habitual de ese segmento ideológico, Máximo Pradera enumeraba quienes eran para él los fascistas del día: Pablo Casado que, según él, planeaba crear un nuevo Movimiento Nacional, Rosa Díez, que según él, tramaba un intento de alzamiento nacional o Álvaro de Marichalar al que calificó como un ‘friki-facha’.
Lo raro es que Máximo Pradera no contento de criticar a los anti-izquierdistas vivos y anti-independentistas vivos como Rosa Díez o Hermann Tertsch, también decidió arremeter contra los muertos (Máximo Pradera despelleja a Màxim Huerta desde TV3: «Es una petarda, le gusta el oropel vacuo y la copita de champán»).
En general se suele evitar dado que ya no pueden responder, y si además fueran personas que murieron cosidas a balazos durante la Guerra Civil, se podría pensar que acabar acribillado como fue el caso de José Antonio (al igual que Calvo Sotelo, Companys o Grimau) lo haría merecedor de más respeto.
No es el caso de Máximo Pradera que decidió que el hecho de que fuera víctima de la Guerra Civil no significaba que José Antonio Primo de Rivera le mereciera ningún respeto:
Máximo Pradera – Esa mención a José Antonio como si fuera el personaje más noble de la historia, identificándole con Santiago Abascal. ¡Se nos va la pinza, querida Helena! Recordemos quien fue José Antonio. Aparte del ideólogo de la guerra civil. ¡Era un maldito gallina que en el juicio que le hicieron en Alicante, se dedicó a decir ‘no, yo no he tenido contacto con los insurgentes, ni con los militares, yo soy un hombre de paz, soy Ghandi, Ghandi». ¡Renegó! ¡No tuvo dos cojones de decir ‘pues sí, me quiero cargar la Constitución, la República y apoyo el Alzamiento Nacional! ¡Era un gallina!
Helena García Melero – ¡Muy bien!
Pues nada. Es habitual el desprecio de la izquierda radical a las víctimas de la Guerra Civil que no sean las de su bando. Ya lo dejó claro Willy Toledo cuando al citárseles los curas asesinados durante la contienda se apresuró a decir que ‘algo habrían hecho’ (¿se imagen que alguien dijera algo así de las víctimas del bando de la izquierda?).
Y es particularmente original en el caso de Máximo Pradera (que pone al mismo nivel a Sánchez Covisa que a Blas Piñar), que es directamente descendiente de dos víctimas de la Guerra Civil Española (Víctor y Javier Pradera) asesinados durante la misma por estar ideológicamente en el mismo bando que José Antonio.
Esperemos que al menos a esos no les considere máximo ‘malditos gallinas’ por dar su vida por aquello en lo que creían y que, en teoría, deberían merecer la misma dignidad que las víctimas de izquierda.