laSexta sigue empeñada en demonizar, sibilinamente, a las clases más pudientes en España. Y si encima dedican parte de su patrimonio a celebrar la Navidad y a seguir las tradiciones cristianas, peor que peor.–Wyoming se afana en intentar poner en evidencia el pasado de Abascal cuando él es el primero en habérselo llevado crudo del erario público—
En esta ocasión, ‘El Intermedio’ de Wyoming emitió un reportaje, con motivo de la llegada de las fechas navideñas, donde Thais Villas se desplazaba a sendos mercadillos, uno rico, y otro ‘obrero’ (sic), para conocer de primera mano cómo sus protagonistas celebran la Navidad.–La última y ridícula estupidez a la que han recurrido Dani Mateo y Wyoming para excusarse por su sketch de la vergüenza—
Bien harían en saber, tanto en el canal como en el programa, que según que reportajes los carga el Diablo. Y si no, que le pregunten a Cristina Pardo. Pero vayamos a los que nos ocupa.–Otro follonero de Wyoming que queda con el culo al aire: el guionista Manuel Burque justifica a la ‘Femen’ Leticia Dolera porque le afecta a su bolsillo—
En el trabajo de Villas la gente que puebla los mercadillos ricos confiesan que son muy «tradicionales» y por tanto no reparan en miramientos a la hora de decorar sus casas: árbol, Belén, Reyes Magos y lo que haga falta. Que los espectadores rabien con la suerte de los ricos.–El mensaje viral de WhatsApp que hunde a Wyoming y a laSexta con un dato mortal—
En cambio, una enternecedora señora del mercadillo ‘obrero’ confiesa que no está el horno para bollos ni mucho menos para belenes: «tres figuritas solo, la Virgen, el marido de la Vírgen…y poco más. Tengo a la hija y al marido que están en el paro y no estamos para decoraciones«. Maldito sistema y malditas Navidades.–¿Hasta cuándo va a permitir el accionariado de Atresmedia los insultos y ofensas de Wyoming?—
En cambio, en el mercadillo rico las que se prestan al juego de El Intermedio cuentan pomposamente la que se les viene: «somos religiosos en casa y nos gusta celebrar la Navidad clásica, a la española«.–Wyoming y Mateo nos toman por gilipollas: solo ellos son capaces de celebrar que haya barra libre contra la Corona y censurar al policía que se reía de Rufián y Echenique en el mismo programa—
En el mercadillo de los pobres sigue sin mejorar la cosa: «Vivo en una habitación compartida con un matrimonio, pago 250 euros y está la cosa achuchada así que no voy a gastar en decoración«.
El objetivo es que el espectador se indigne más de la cuenta con la ‘suerte’ de unos privilegiados porque justo después, Villas se las ve con una señora que confiesa que el presupuesto para estas fechas es de «1500 euros».
Por supuesto que a todas las mujeres del mercadillo rico que participan en el reportaje les puede el afán de presumir ante sus amistades y cuentan pomposamente todo lo bueno que les ha traído la vida, pero es tan descarado la contraposición con las penalidades de la gente ‘corriente’ que va al mercadillo ‘obrero’ (entendemos, porque ‘El Intermedio’ no lo aclara, que es aquel que se sitúa en los barrios populares, castizos, de la ciudad) que uno no deja de pensar en la aviesa intencionalidad de quién lo ha hecho.