Pilar Eyre se presenta en su famoso blog de la revista ‘Lecturas‘ como la típica señora mayor que quiere ir de chica joven: tejanos apretados, camisas estrechas y pelo largo…
Y añde a continuación que luego, en el trato cotidiano, es muy normal.
Confiesa que le gusta el vodka tonic, pasear por el bosque con mi perro y que llueva en las películas. Y que además es periodista, escritora y ha sido finalista del premio Planeta.
Y cierra diciendo que lo que hace en realidad es siempre, hablar mal de los demás y también peor de mí misma.
No ha defraudado esta semana, en la que la víctima es la cantante Yurena, la etiqueta de salida de ‘pobrecita’:.
- No le hacías daño a nadie, en la casa de Guadalix, pintándote y poniéndote tus cremitas todo el día, sin entrar en conflictos, ni cogerte rebotes…
- Ahí, a tus cosas, de tranquis, haciendo ejercicios gimnásticos. Guay, Yurena, guay.
- Sí, pero…
- ¡Que estabas en ‘Gran Hermano’, concho, y no en tu cuarto de baño! ¡Que verte dándote interminables masajes faciales era de un aburrimiento supino!
- ¡Que bostezábamos cual hipopótamos cuando corrías en la cinta o te hacías el moño! Al final, solo viendo tu rostro siempre imperturbable, nos entraba un sueño descomunal, solo comparable a la ingestión de una botella de coñac y un tubo de Orfidales.
- «Me han echado por educada», repites, compungida. No, Yurena, no te engañes. Te han echado por aburrida. La palabra es parecida, pero no es lo mismo.