Hartazgo hasta extremos insospechados de los profesionales de RTVE, a los que Pedro Sánchez, con la mano teledirigida de Rosa María Mateo, ha promocionado, es decir Xabier Fortes o Carlos Franganillo. Porque una cosa es no cargar las tintas contra quien te coloca en cargos de alta responsabilidad y otra muy distinta es pisar la poca credibilidad que le queda al medio y, de paso, contribuir a perderlo también como informador –La cara de luto de ‘El Lechero’ Fortes y sus amigos de los ‘Viernes Negros’ ante el desprecio de Sánchez-.
Lo del debate electoral y la intentona de Pedro Sánchez de usar RTVE para sus fines políticos poniendo el mismo día del debate de Atresmedia otro en TVE ha indignado a esos profesionales aupados por el sanchismo y cargan directamente contra la administradora única y provisional del ente, tal y como este 19 de abril de 2019 se puede leer en tribunas y editoriales de la prensa de papel –‘El Lechero’ Fortes y sus amigos de los ‘Viernes Negros’ llamaron «imbéciles» a los espectadores de RTVE-.
El editorial de ABC ya no se corta un pelo y carga contra el tacticismo electoral de Sánchez con el vacilón que tiene a la hora de cambiar de plató con el famoso debate de cara al 28 de abril de 2019:
El escándalo de los debates televisados ha retratado fielmente al Pedro Sánchez político, es decir, un dirigente sin palabra ni compromiso, oportunista hasta el extremo, manipulador de la televisión pública y confiado más en los errores ajenos que en sus propias virtudes. El PSOE sabía que para Casado, Rivera a Iglesias, renunciar al debate ya apalabrado era un acto de seguidismo a Sánchez que no podrían asumir. Y ha sucedido lo que el PSOE quería: que la máxima responsable de RTVE, Rosa María Mateo, humillara el ente público hasta límites insospechados, como mera agencia de propaganda de Sánchez; y que los demás candidatos se mantuvieran fieles a su palabra y anunciaran que su debate es el de Atresmedia y no el de TVE. Este es el candidato socialista. Un político marrullero que concibe su actividad pública como un ejercicio permanente de supervivencia personal, objetivo que justifica no ser leal a la palabra dada, esconder siempre sus verdaderas intenciones y poner las instituciones públicas a su servicio personal.
Luis Ventoso tiene claro que lo que ha hecho el presidente del Gobierno con el debate es ‘puro Sánchez’, alguien acostumbrado a la añagaza –La alergia de Sánchez a los debates electorales abiertos ya es Vox pópuli con su espantada a Atresmedia-:
Sus añagazas con los debates han logrado el milagro de poner de acuerdo a PP, Cs y Podemos, que protestan soliviantados y anuncian su intención de no concurrir. Su descaro en la manipulación de RVTE resulta tan notorio que el consejo de los periodistas del Ente Público, de marcado sesgo proizquierdista, se quejó ayer airado de las maniobras tejidas mano a mano por Rosa María Mateo y Ferraz. Fiel servidora de su señor, Rosa María Mateo fijó el debate a cuatro de RTVE para el mismo día en que lo tenía previsto Atresmedia, a fin de evitar que esta cadena siguiese adelante dejando vacío el atril de Sánchez. Toda esta maniobra fulera ha indignado al resto de partidos y a los periodistas de RTVE (y también a la propia Atresmedia, con lo que Sánchez ha calculado mal, pues pueden pasar de apoyarlo a criticarlo). El resumen del culebrón cabe en dos palabras: Puro Sánchez. No hay más que explicar.
El editorial de La Razón dispara contra Sánchez y contra la administradora única de RTVE, la ‘soviética’ Rosa María Mateo –Crisis de ‘cojones’ en la RTVE ‘soviética’ por arrodillarse ante Sánchez en el debate electoral-:
Lo funesto y desmoralizador de esta situación es que, sea cual sea la solución, se ha retrocedido años en la consideración que desde el poder político se tiene hacia los medios de comunicación: ahora sabemos que Sánchez los quiere a su servicio. Aquí no hay un pulso entre cuatro partidos, sino el intento de uno de ellos, el PSOE de Sánchez, de imponer con quién quiere debatir, en qué cadena y qué día. El resto, Casado, Iglesias y Rivera, han cumplido con el compromiso de acudir a Atresmedia y a RTVE. Todo parte de la soberbia de un estratega endiosado de creer que el PSOE tiene las elecciones ganadas y lo mejor es no exponerse, aunque suponga acabar con los debates, pero persistir en ello le ha llevado a una propuesta tan patética como la de ir sólo el propio Sánchez, lo que no sería un debate, sino una entrevista o un «Aló presidente», lo que redobla su intención de poner la televisión pública a sus pies
En El País, Manuel Jabois critica que el Gobierno esté usando RTVE para su propio beneficio –Sánchez se acojona ante el veto a Vox: se borra del duelo en Atresmedia para buscar amparo en la soviética TVE-:
¿Puede la televisión pública proponer un día para un debate y cambiar de opinión para beneficiar al presidente del Gobierno y perjudicar a una cadena privada? Puede. De hecho, lo está intentando. La campaña de bajo perfil del PSOE, su política de no decir una palabra más alta que otra y dejar los exabruptos para los adversarios, con el consecuente buen resultado en las encuestas, estalla en el momento más inadecuado y de la forma más ingenua: una cosa es hacerse el invisible y otra salir corriendo para que no te vean. Una cosa es defender y promover una televisión pública plural y otra que, llegado el momento decisivo, RTVE se mueva políticamente del lado del Gobierno, pretenda perjudicar a los demás partidos y deje vendidos a los profesionales que llevan meses partiéndose la cara por la independencia y la imparcialidad de los medios públicos.
El Mundo exige la marcha de una Rosa María Mateo que no hace más que emborronar su carrera –TVE pendiente de ‘recibir instrucciones’ del Gobierno para el debate con Pedro Sánchez-:
Se acabe celebrando o no algún debate entre los candidatos a La Moncloa esta campaña, todo lo que ha ocurrido en las últimas horas, de enorme gravedad democrática, refleja que Pedro Sánchez no tiene escrúpulos para poner a su servicio organismos públicos como RTVE, en línea con lo que ha hecho con otras muchas instituciones del Estado en sus meses de mandato. Tanto como le gusta presumir al todavía presidente del Gobierno de respaldar la televisión pública, le ha dado dos estocadas en menos de una semana, aunque la de ayer es la puntilla para la escasa credibilidad que aún pudiera mantener la corporación en manos de Rosa María Mateo. La administradora única ha demostrado un servilismo al PSOE tan elocuente al cambiar la fecha del debate propuesto a los candidatos, plegándose al deseo de Sánchez, que incluso profesionales de la cadena promocionados en esta etapa como Xabier Fortes o el presentador del Telediario Carlos Franganillo se revolvieron de inmediato contra ella. Por dignidad y para no emborronar más su carrera en los medios, a Mateo sólo le queda la opción de dimitir tras el bochornoso episodio que está dominando la campaña electoral y que ha roto la estrategia de los socialistas a los que hasta ahora les sonreía el viento de cara.
Santiago González propone una idea fabulosa, que el debate de Atresmedia deje una silla o un atril vacío, para representar la ausencia del insustancial Pedro Sánchez:
El doctor Sánchez no se baja del burro. Si Casado, Rivera e Iglesias no quieren ir a su debate, que no vayan. Es más, seguramente prefiera que no vayan. Los debates lucen más cuando está uno solo. Se me antoja difícil que en el mismo pulso pueda doblar la mano a sus tres adversarios, a una cadena de televisión privada, con unos informativos mucho más vistos que los menguantes telediarios de Rosamari Mateo, y a Ana Pastor, que ya tenía hecho el vestido de la gala. Sus deseos los ha impuesto por la brava, pero tal vez haya ido demasiado lejos. Hasta Pablo Iglesias parecía un modelo de sentido común protestando a Sánchez. Lo suyo sería que Pastor y Vallés moderasen un debate a tres, con una silla vacía para señalar la ausencia del candidato socialista. Aunque el vacío, según dijo aproximadamente Machado, lo tiene el candidato más bien en la cabeza.
Juan Velarde es redactor de Periodista Digital @juanvelarde72