Fue su sentencia de muerte. Lo que escuchó Pedro Nieva, el autor intelectual del crimen de Llanes en el móvil que había dejado con la grabadora puesta bajo una servilleta en el transcurso de una cena entre él, su mujer Katia y Javier Ardines, el concejal de Izquierda Unida, confirmó las sospechas que tenía: le estaban poniendo los cuernos. (La salvajada del amigo del asesino intelectual del edil de Llanes: «Era un putero que iba con ocho y con nueve»).
La conversacion entre los amantes, según desvela ‘Espejo Público‘, fue la siguiente:
Ardines, en esa mesa, ante la ausencia de Pedro, le inquiere a Katia: «Dile como excusa que te vienes a calentar la casa para Semana Santa». A lo que ella contesta: «Si el tonto este supiera cómo calentamos tú y yo la casa».
Los dos llevaban 30 años siendo amantes, desde que ella era menor de edad, según se hace eco ‘El Español’. Su historia comenzó en los años 90. Ella nació en Suiza, pero a los pocos años se traslada hasta el País Vasco. Comienza, entonces, a frecuentar Llanes, donde se junta con otros jóvenes de la zona. A los 17 conoce al concejal de Izquierda Unida y empiezan una relación sentimental. Pedro, hasta ahora, no lo sabía.
«¿Tenía conocimiento de que mantenía (Ardines) una relación con su mujer desde que ella era menor de edad?». Pedro se quedó en shock. «No quiero hablar», se sorprende, antes de romper a llorar.
Pero, volviendo a la mesa donde compartieron mantel los tres. Pedro, tras escuchar la conversación grabada, le pidió explicaciones a su mujer, pero ella lo negó todo. Fruto de los celos, eso sí, empezó a pergeñar cómo asesinar a Javier Ardines. Buscó vengarse del concejal de Izquierda Unida con un intermediario y un sicario dispuesto a matarlo por 30.000 euros.
El plan funcionó. Nadie especuló con que el crimen hubiera sido por una posible relación sentimental. Al contrario, se creyó que la muerte tenía que ver con la política. Hasta que la UCO (Unidad Central Operativa) de la Guardia Civil dio con una conversación en la que Katia ‘acusaba’, de alguna forma, a su marido. «¿Pero qué has hecho?», le escribió ella, a través de WhatsApp. Y él contestó: «No he hecho nada. Me he pasado la noche durmiendo».
Sin embargo, ese «¿pero qué has hecho?» le sirvió a la Guardia Civil para empezar a investigar a Pedro Nieva.
Las salvajadas del amigo del asesino intelectual del edil de IU de Llanes: «Era un putero»