El Tribunal Supremo ha venido a decir que, por ellos, Carles Puigdemont puede ser candidato a las europeas pese a estar prófugo y ha remitido el tema a la justicia ordinaria. Pero horas antes de que se conociera esa resolución, el protagonista del último conflicto jurídico-político aparecía en las televisiones de todos los catalanes para hacerse la víctima, su mayor especialidad y dar a entender que daba por hecho que el Supremo se posicionaría en su contra. –Carles Puigdemont: «No em fa sentir més optimista que la Fiscalia ens hagi donat la raó»–
«Tratándose del estado español y de la justicia española, toda previsión es un puro ejercicio de especulación gratuita (…) Nos tienen acostumbrados a tomar decisiones que escapan a la lógica jurídica (…)».
El ‘líder’ independentista, valiente en el exilio, aseguraba que España ‘quiere impedir’ que su voz pueda ser escuchada y aseguraba que era este (y no el hecho de que sea un fugado de la justicia) lo que hacía que quisieran excluirle de las elecciones.
Usaba como argumento para su victimista visión que había leído ‘editoriales de periódicos’ que pedían ‘apartar a Puigdemont’, en referencia al periódico El País, el diario al que más viene atacando todo el independentismo desde que empezó ‘el procés’. (Que lea el Ara y El Punt Avuí, y se acaba el problema para él). «Queda claro», respondía en tono servil la presentadora Cristina Puig.
Respecto a la pregunta de oro: si vendrá a España a recoger su acta de diputado para poder tener inmunidad, Puigdemont evitó responder a la pregunta, aunque dejó entrever que no, dado que dijo que para él sería diputado electo desde el momento que las elecciones le den su escaño.
Y volvió a insultar a la justicia española manifestando que su situación para él estará en manos de tribunales europeos y nunca de Tribunal Supremo de Madrid o del Tribunal Constitucional español, porque para él esos juzgados «no eran tribunales ni neutrales ni fiables».
En otro momento Cristina Puig comentó «usted ha dicho muchas veces que si gana volverá», algo que Puigdemont interrumpió «yo no he dicho eso», tras lo cual realizó un zigzag para cuestionar que España respete la legislación europea. A todos les quedó claro que Carles Puigdemont no tiene ninguna intención de volver ni de compartir la situación de su colega Oriol Junqueras.
El abogado Pau Molins
En ‘Preguntes Frequents’ también estuvo el abogado de Sandro Rosell, Pau Molins (del equipo del despacho de Miquel Roca), para criticar los abusos de los instructores con el tema de la prisión preventiva en referencia a los dos años de prisión preventiva que se ha chupado el ex presidente del Barça para acabar absuelto.
Aunque Molins quería hablar del caso Rosell, Cristina Puig inmediatamente barría del caso para la línea editorial TV3 para poner sobre la mesa el caso de los presos del Procés en prisión preventiva.
Molins se prestó un poco al juego victimista de TV3 al dar a entender que la condición de catalán de Rosell podía haber influido en la decisión de los jueces de mantenerle en prisión (parida de argumento, también estuvo dos años en prisión preventiva Francisco Granados que era de Valdemoro).
Jordi Barbeta periodista/propagandista del victimismo independentista aseguró que la juez Carmen Lamela debía ser despedida y, de paso, que también debería serlo el juez Marchena una apreciación en la que Pau Molins (que también es abogado en el caso de El Procés, de Santi Vila) se apresuró a desvincularse.
Al margen que les haga ilusión a los de TV3 poner a parir a la justicia española, deberían tener en cuenta de que es la misma justicia española la que ha absuelto a Sandro Rosell.
La misma noche en que Pau Molins aparecía en TV3 concedía una entrevista a ABC a Luis Arechederra en la que aseguraba que el juicio del ‘procés’ no era político y que en él se respetaban todas las garantías y todos los derechos. Una pena que eso que dijo en ABC no en plató de TV3. Igual no le habrían dejado.
En todo caso la voz de Pau Molins ganaba bastante más respetabilidad y equilibrio que la del resto de voces del programa de El Terrat. Lo cual tenía su lógica, si te sientan junto a Jordi Barbeta, Cristina Puig, Óscar Fernández o Cristina Fallarás, parece difícil no ganar cierta autoridad en la palabra y parecer equilibrado.