A Carme Chaparro le han quitado el programa vespertino ‘Cuatro al día’ porque la periodista, más allá de busto parlante, es bastante mala. Como moderadora de debate no tiene precio; no es rápida, no es buena, a menudo pierde las formas. O perdía, porque el programa se lo levantó Vasile para dárselo a Joaquín Prat.
El único ‘problema’ sigue siendo que Chaparro cuenta con un blog en Yo Donna (El Mundo) donde puede proseguir con sus bobadas, como lo fue, a un nivel descomunal, la columna de este 15 de diciembre de 2019: Repite conmigo: la Navidad no es obligatoria, la familia postiza tampoco.
Pues bien, junta letras la presentadora para venir a decir que las mujeres tienen que estar calladitas y cumplir con los deberes estas navidades, “se trata de salir en paz”, dice. A lo mejor, Carme tiene algún problema en su familia y se cree que todas son así. De hecho, así lo explica:
Qué bonito sería, ¿verdad? Yo llevo 46 años intentando escaquearme de los desayunos-cuñado, las comidas-suegra, las meriendas-primo, las cenas-cuñada y vuelta a empezar en bucle. Un día tras otro. Pero no. No hay manera.
La pregunta aquí es ‘¿qué pensarán su suegra, su cuñada y sus primos de ella realmente?’ Tremendo charco el que pisa la ‘articulista’, para acabar con una alegato feminista de lo más bochornoso que culmina un texto pésimo:
La buena MRDF (Minimizadora de Riesgos de Debacle Familiar) también se levantará a recoger los platos y llenar el lavavajillas aunque todos los hombres se queden sentados mirando la tele. Tampoco responderá a las puyas que le lancen de cualquier parte de la mesa. Amigas, se trata de parecer un témpano de hielo.