"Un empacho genital en toda regla"

Genitales en primer plano y varios suicidios en realities: la TV británica ha perdido la cabeza

El país que saca pecho de su BBC ha vendido el alma al diablo por incrementar su cuota de pantalla

Genitales en primer plano y varios suicidios en realities: la TV británica ha perdido la cabeza

Aunque terminen por internacionalizarse las adaptaciones de reality show y producciones de entretenimiento (e incluso llegar a acuerdos entre países), cada patria tiene su procedimiento a la hora de hacer televisión. Y no está mal.

La ‘telebasura’, que fuera definida por la RAE como el «conjunto de programas televisivos de contenidos zafios y vulgares», ha existido desde tiempos inmemoriales (y con motivos de peso que incluso llega a explicar la ciencia), pero los límites entre el ‘buen hacer’ en la pequeña pantalla y este tipo de creaciones son cada día más difusos.

Sin embargo, nada tiene que ver la emisión de contenidos en cadenas privadas con la difusión que llevan a cabo las cadenas públicas y el compromiso social que han de asumir. Calidad y cantidad son dos asuntos sobre los que jamás debería tenerse que debatir en las segundas. Pero el deseo de la audiencia es, en ocasiones, superior a esta disputa y termina por encauzarse hacia el ‘mal camino’ (si es que lo podemos tildar como tal).

Es esto lo que está sucediendo en los receptores británicos, donde los argumentos están tornando hacia lo vulgar y ordinario. El país que saca pecho de su BBC (el servicio público de radio y televisión del Reino Unido, considerado como «la mejor televisión del mundo» y un modelo a seguir) ha vendido el alma al diablo por incrementar su cuota de pantalla. Entre observaciones políticas o retransmisiones instructivas, encontramos, en Channel 4, el dating show ‘Naked Attraction’. Se trata de «un experimento basado en la ciencia evolutiva» cuyos participantes prescinden de todo símbolo de posición social (maquillaje y ropa) con el fin de encontrar a «su pareja ideal». Lo que se dice un completo (genitales a la vista) que, para rematar, se ‘disfruta’ en franja horaria de prime time.

Los inventores de la fórmula del éxito de la televisión mundial se rebajan hasta niveles jamás pensados: se acabó eso de inquietarse por las inclinaciones de tu ‘rollete’, por sus gustos, edad, profesión, hobbies… 

Ahora se lleva el patrón que propone Anna Richardson (su presentadora), que se llega a plantear si la anchura y depilación de un pene o vagina resulta más o menos atractiva para el género opuesto. En el diario El Mundo lo han designado (con mucha puntería) como «un empacho genital en toda regla» que enfureció a toda una comunidad que nunca antes había estado ante tantas tomas frontales de órganos sexuales.

Pese al rechazo inicial, ‘Naked Attraction’ continúa en antena (y con datos de escándalo), del mismo modo que ‘Love Island’ (ITV2), que ya cuenta con la friolera de 231 episodios y cuya conductora, Caroline Flack, fue hallada muerta en su casa de Londres el pasado 15 de febrero de 2020.

El programa, que se filma en Mallorca y San Lorenzo de Cardessar y tiene a la seducción por protagonista, ha sido bautizado ya como «la maldición de ‘La isla de las tentaciones’»; y no es para menos, puesto que, según apuntan desde la prensa británica, la funesta noticia se suma a la serie de tragedias que el reality se ha visto obligado a contemplar en los últimos veinte meses.

El futbolista grecochipriota Michael Thalassitis participó en el mencionado show de entretenimiento en 2017, pero su sueño televisivo se truncó el 15 de marzo de 2019, cuando le encontraron ahorcado a sus 26 años. Aunque quienes le conocieron revelan que tenía problemas económicos y personales, aquella información sucedía a otro suicidio anterior: el de la modelo inglesa y gerente de marketing Sophie Gradon, concursante de ‘Love Island’ en 2016. Fue veinte días después cuando su novio, Aaron Armstrong, acabó con su vida al verse incapaz de superarlo.

50.000 libras es la cifra a la que asciende el premio para el ganador de esta propuesta sobre la que Falcone, un exconcursante, aseguró que:

«Es muy difícil lidiar con ello. ‘Love Island’ tiene que abrir los ojos a esto. Tienen que hacer un gran cambio en la forma en la que tratan a sus estrellas«.

Una revelación a la que se unió otro de ellos, Dom Lever:

«Te hacen una evaluación psicológica antes y después de ir al programa, pero una vez termina, no tienes ningún apoyo salvo que seas el número uno», declaró.

Haciendo honor a la verdad, es muy arduo computar la ‘culpa’ que el formato tiene sobre estas tragedias, pero es innegable la ausencia de responsabilidad colectiva que este tipo de material mediático está alcanzando de cara a un público cuya media de edad oscila entre los 15 y los 25 años. Y así es, señores, como evoluciona la ‘caja tonta’ anglosajona y sus nuevas generaciones.

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Autor

Carla Calvo

Periodista y Comunicadora Audiovisual por la URJC. Redactora de lifestyle, corazón y eventos en Periodista Digital.

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