Ana Rosa Quintana lleva ya semanas en la que no le pasa ni una al Gobierno que tan pésimamente ha gestionado la pandemia del coronavirus en España, por las muchas faltas de respeto que han tenido con sus compatriotas y, sobre todo, con las víctimas.
«La primera pandemia en cien años y la estamos curando como una de la Edad Media», señalaba desde bien pronto la presentadora de Telecinco este 22 de junio de 2020, y no le falta razón. Pero lo más sangrante vendría después, cuando el baile de fallecidos sigue encima de la mesa por la ineficacia del Ejecutivo y la incapacidad de realizar el conteo como se debe por respeto a todos ellos: el resultado final, catastrófico, es que el Gobierno fijó los muertos en 28.313 pero son sabedores de que hay un desfase de 13.000 personas, con más de 40.000 fallecidos inusuales como reportan las funerarias.
Hay un asunto que va a colear y le va a perjudicar mucho al Gobierno: el de las cifras. A mí esto me parece terrorífico.
«Presumir de haber salvado 450.000 vidas como hace Sánchez, cuando tienes más muertos que nadie, es una burla a las víctimas y a sus familias», introducía el asunto, vehemente como siempre, el periodista Eduardo Inda, y proseguía Ana Rosa:
Tenemos 13.000 familias que no se pueden ubicar, ellos sí que los han ubicado, en el cementerio. Entonces hacer discursos poniéndose medallas en este momento con 40.000 muertos y con el dolor que ha habido… ¡En esto nadie puede ponerse una medalla! Y no es la primera vez que Pedro Sánchez insiste en que han salvado más de 450.000 vidas…
Golpe contra Simón por las mascarillas
La presentadora referencia de la tele matutina perdió pronto la paciencia con el baile penoso del Gobierno. Y es que todos pudimos ver cómo el cachondeo con la mascarilla fue una de las cosas más tétricas que acometió el mando de la pandemia de Sánchez, Illa y Simón: «Ahora le preguntan al Gobierno si la mascarilla debe ser obligatoria y Fernando Simón no se pronuncia»…
«Esto es un escándalo»
El asunto se puso de lo más interesante en pleno pico de la pandemia. En España no había test, se compraban muchos defectuosos a mercados asiáticos de dudosa procedencia, y mientras tanto Ana Rosa descubría con estupor que en España había productores de test que habían sido ignorados.
Peor que en la Gripe de 1918
Otro de los días clave en la ‘paliza’ de Ana Rosa Quintana al Gobierno fue este, en el que la presentadora aseguró muy cabreada que teníamos menos información que cuando se propagó la Gripe de 1918.
La falta de transparencia en la España de las fases ha conseguido que los ciudadanos pasen del aplauso a la cacerolada y al abucheo. El Gobierno selecciona a los periodistas a los que responde en las ruedas de prensa, el Ejecutivo va a facilitar a posteriori los informes técnicos sobre las Fases de cada autonomía, no sabemos quiénes son los expertos que toman las decisiones y ahora nos enteramos el contagio de varios españoles que estuvieron en octubre compitiendo en un evento deportivo en Wuhan, a los que se les pidió que no hablasen…
Marlaska, en la diana
Pero si contra alguno de los miembros del Gobierno se ha demostrado Ana Rosa especialmente dolida ese es el ministro del Interior, Grande-Marlaska, que ahí sigue, sin dimitir, después de uno de los escándalos más grandes de toda nuestra democracia:
Resulta paradójico que el finiquito a la separación de poderes venga del que hasta hace poco fue un juez de reconocido prestigio.