Ha sido una de las noticias rosas de este verano y, por desgracia, bastante desagradable. La humorista, actriz y presentadora vinculada con Telecinco, Paz Padilla, finalmente se sentaba en el Sábado Deluxe para dar cuenta de la muerte de su marido y lo hacía, tal y como publicaba Periodista Digital, después de haberse negado a participar en ese programa para hablar de su intimidad.
Como cuenta la web de Telecinco para justificar la presencia de la gaditana en el plató, «el pasado mes de julio, una triste noticia nos dejó con el corazón en un puño. Antonio Juan Vidal, el marido de Paz Padilla, perdía la vida tras meses luchando contra una dura enfermedad. La presentadora regresa a Telecinco para hablar de este duro momento que ha sufrido en una entrevista emotiva. Paz confiesa que está triste pero añade que no ha dejado de sonreír y que este duro trago no le han quitado las ganas de vivir: ‘Lloro, al igual que río, pero igual que viene, se va’”.
Y ganas de llorar es lo que provocaba un momento absolutamente surrealista de la entrevista captado por Periodista Digital. Son apenas 20 segundos pero muy reveladores: el programa decidía recabar el testimonio del último médico que trató al marido de Paz, el doctor especialista en cuidados paliativos Enric Benito, e intervenía y dejaba sin palabras y avergonzados a Jorge Javier Vázquez, los colaboradores en plató y a la propia Paz Padilla…
“Yo estoy aquí fundamentalmente porque Paz me lo ha pedido. Yo no veo nunca televisión y ni mucho menos Telecinco. No es que tenga nada en contra de Telecinco pero nunca se me habría ocurrido estar en el programa de ustedes… lo digo porque la vida te da sorpresas”.
La cara de Paz Padilla, María Patiño, Lidya Lozano o Mila Ximénez, que el realizador mantenía en pantalla, eran de auténtico poema y el vergonzoso palo para Mediaset concluía únicamente cuando la propia Padilla salía al ‘rescate’ y cortaba de raíz al doctor Benito. La cara de Jorge Javier también era un poema.
El resto del programa, lo de siempre, aireando intimidades. Paz reconocía que ese día quería estar a solas con él. Su objetivo era que Antonio muriera en casa porque «en los hospitales te enseñan a vivir, pero no a morir». «Cuando vi que el proceso se acercaba, me dije que tenía que dejarlo marchar, no podía aferrarse a él. «Me metí en la cama con él, le toqué el pecho y le dije ‘ya, mi amor, recuerda: cuando me toque ven por mí’… y se fue yendo». Falleció, la perra de la familia subió a la cama, todos se dieron la mano y le desearon buen viaje: «Sacamos una botella y brindamos».
‘EL QUILOMBO ‘ – PROGRAMA COMPLETO DEL 08 DE SEPTIEMBRE DE 2020