Dos años han pasado desde que estallara la polémica por la filtración de las conversaciones privadas mantenidas entre el exministo del Interior Jorge Fernández Díaz y Daniel de Alfonso, el que fuera director de la Oficina Antifraude de Cataluña entre 2011 y 2016. Si en aquel momento Pilar Rahola aprovechó la coyuntura para meter el dedo en llaga, ahora, cuando han trascendido algunas partes de un coloquio entre ella y David Madí, el exdirigente de CDC, en lo que se conoce como la ‘Operación Voloh’ -rajando de lo lindo sobre su situación en la cadena y dando a entender que cargos de JxCat han hablado con Sanchis sobre sus apariciones en espacios de la autonómica-, considera que es «muy grave el espionaje político».
Si bien este doble rasero de la insolente contertulia no resulta sorpresivo a estas alturas, sí lo hacen sus quejas infundadas, pues, en lo que se refiere al plano económico, la periodista y groupie por excelencia de Carles Puigdemont se ha forrado como pocos gracias a sus insustanciales intervenciones en los programas ‘FAQS’ y ‘Tot es mou’.
Tal y como refleja el portal de transparencia de la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (CCMA), desde 2018 hasta hoy la también escritora se ha embolsado la friolera de 127.800 euros, una cifra nada despreciable teniendo en cuenta la insípida y anodina labor que realiza.
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Sin embargo, Rahola, desagradecida por naturaleza, prefiere mantenerse en sus trece y definir como ‘casus belli’ el hecho de que Vicent Sanchis haya decidido que se quede sin una de las tres apariciones semanales en la televisión pública. De un tiempo a esta parte, la colaboradora intervenía los lunes y los martes en ‘Tot es mou’ y los sábados en el polémico ‘Preguntes Freqüents’, aunque ahora perderá una de las colaboraciones en el magazine de las tardes.