Daban las 15.45 de este 10 de diciembre de 2020 y Risto Mejide arrancaba con uno de esos numeritos que tanto le gustan en su Todo es mentira de Cuatro.
El plató en silencio, la cámara haciendo zoom sobre él, y el publicista con un ejemplar de la Constitución en la mano para leer un artículo. El show de la tarde había empezado:
Constitución Española, aquí está. Capítulo 2, derechos y libertades, artículo 14: los españoles son iguales ante la ley sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.
Bien, este artículo [rompe toda la página], no solo no lo cumplimos sino que hay políticos que se jactan de ello y nos lo dicen a la cara. Ya no está en la Constitución, total, ¿para qué?
El número de malabares inicial de Risto terminaba así, rompiendo la página del ejemplar de la Constitución, en este ataque combinado contra el rey emérito por toda la que le está cayendo últimamente, y de paso, contra Isabel Díaz Ayuso por atreverse a defenderle.
Para terminar, un redoble populista contra todo y contra todos: «Claramente no es un ciudadano más, es el rey del trapicheo».
A mí me escandaliza más pensar en todos los que durante 40 años han permitido todo eso. ¿Dónde en una nación presuntamente democrática se mira hacia otro lado con esto? No solo está en juego el papel de la Monarquía… ¿No hay ninguna otra institución que hubiera sabido esto? ¿Ni un solo cargo político? ¿Nadie en esos viajes de Estado participaba de esta historia? ¿de verdad? Ni gobiernos de izquierda ni de derecha?