El escritor Javier Marías no ha ahorrado argumentos para acribillar a TVE, en general, y a Jesús Cintora y ‘Las cosas claras’, en particular, en su última columna publicada en el suplemento dominical de El País Semanal de este 21 de febrero de 2021.
Marías tacha a Televisión Española de ser «el principal órgano de propaganda de este Gobierno» y al programa de Cintora de tener «una pinta horrible, llevado por un ex-colaborador de laSexta que no esconde su parcialidad».
Lo mejor, que tache a algunos tertulianos, como José Manuel Martín Médem, colaborador del panfleto digital de Dina Bousselham, de aparecer con aspecto «podemita-carnavalesco».
Justo antes del Telediario de las 3, pillo los últimos minutos de un programa con pinta horrible, llevado por un ex-colaborador de la Sexta que no esconde su parcialidad. Procuro conectar en punto para ahorrarme su visión, aunque sea mínima, pero no siempre acierto.
En dos ocasiones —quién sabe cuántas más habrá habido— el programa se cerraba con la intervención de tertulianos de aspecto podemita-carnavalesco.
Uno citó a un ex-fiscal según el cual el Estado habría actuado con los líderes independentistas como la Inquisición con los herejes (se deducía que aquéllos habían padecido el potro o las tenacillas). Otro restó valor a las declaraciones del Vicepresidente: “Total, es algo soltado en una entrevista”, como si lo que se dice en éstas no contara
Marías hacía referencia al las polémicas palabras de Pablo Iglesias poniendo en duda que España fuera una democracia plena sin que el presidente del Gobierno «le haya destituido -eso jamás- ni desautorizado ni reconvenido».
El autor de ‘Berta Isla‘ también ha afeado en su texto al vicepresidente que haya comparado al fugado Puigdemont con el exilio republicano:
Un Vicepresidente no debería mentir a lo Trump, a sabiendas y con desfachatez. Cataluña alberga numerosos ciudadanos y líderes con las mismas ideas que Puigdemont y nadie los persigue por ellas. La prueba es que dicen cuanto quieren, abogan por la independencia y copan los cargos de su Generalitat. Ergo: Puigdemont se largó cuando aún nadie lo buscaba y nunca por sus ideas, sino por la probable comisión de un delito o varios, incluido el de malversación.