Quinta noche la de este 21 de febrero de 2021 especialmente en Cataluña, donde la detención del delincuente rapero Pablo Hasel se la han tomado sus amigotes violentos a la tremenda y de paso aprovechan para saquear tiendas de Prada o de Nike en el Passeig de Gracia.
Especialmente en esta comunidad, los disturbios la han convertido en una región sin ley, con epicentro en Barcelona, dada la pasividad a la que son ordenados los cuerpos policiales de Mossos d’Esquadra. La razón, que la presidencia de la Generalitat se está negociando en estos momentos, y ya saben que la CUP, los antisistema de entre los independentistas, son necesarios para ERC. Es todo bastante vomitivo, y lo pagan los ciudadanos (disfruten lo votado) y en segunda instancia, los propios Mossos.
Este 22 de febrero de 2021 se asomaba por El Programa de Ana Rosa de Telecinco el mediático Toni Castejón, portavoz de un sindicato de los Mossos, precisamente para explicar la dantesca situación a la que se ven sometidos sus compañeros en la calle contra estos salvajes: los políticos, desde sus despachos pensando en la independencia, les impiden actuar, les sujetan las porras mientras les llueven piedras:
La violencia es salvaje, la hemos visto en otras ocasiones, pero sobre todo desde el año pasado, muy orientada contra el policía. Hemos visto los sabotajes, que son indignos, y el ataque a las comisarías de Vic o de Vilafranca; ataques a la Guardia Urbana… Van a hacer el mayor daño posible y luego no tienen una respuesta a nivel político ni apoyo a los compañeros.
Nosotros no bajamos de la furgoneta si no nos dan la orden. Evitar saqueos es muy complicado con un volumen de 6.000 personas, porque en cuatro minutos han saqueado. Nosotros obedecemos órdenes pero estas órdenes no pueden fallar para el policía que está ahí recibiendo impactos, adoquines y cócteles molotov.
Hay 85 mossos heridos, aunque ninguno grave.
Todo esto está organizado, es de manual. Hay mucha gente que viene a manifestarse, luego niños que vienen a la fiesta por decirlo de alguna manera, hay adolescentes que vienen a tirar piedras y no saben ni quién es quién, y luego los profesionales de la violencia, que van como comandos y con todo tipo de material; y luego la delincuencia habitual que aprovecha para hacer saqueos. Es un cóctel bonito.
Aquí nadie pone control, dependemos de lo que esta gente quiera.