Lo tiene ahí guardado Iván Redondo, el ex jefe de Gabinete de Pedro Sánchez, desde hace dos meses.
El analista político, al que se le habían atribuido todo tipo de brujerías marketinianas por detrás del Presidente en los últimos años, quedó absolutamente desnudo -para mal- en la primera entrevista que concedió en televisión después de su periplo en el Ejecutivo.
El encuentro con Jordi Évole dejó a Redondo rematadamente mal. Desdibujado, despeinado, mal vestido y horrorosamente mal en los trucos de artificio que intentó.
Quiso dárselas de gurú, lo que le veníamos atribuyendo en los periódicos durante tantas veces, pero terminó estrellado en sus anglicismos y frases de galleta de la suerte.
Por supuesto, todo bien aderezado con el pertinente corta-pega del programa de Évole, que lo hace como nadie… Pero hasta esto debió haberlo advertido aquel que se las daba de tan listo, Redondo. Eligió mal y El Follonero fue a desangrarle. Al asesor presidencial le faltó uno propio.
Ahora, dos meses después de aquel 4 de octubre , la inquina late en el estreno como columnista de Redondo en La Vanguardia, donde lanza una especie de balonazo a Jordi Évole, dejándole el recadito del montaje y la edición -haberlo pensado antes- y le reta de alguna forma a un choque en directo.
Prometo no volver a hacer un playback y, como sabes y has podido comprobar desde hace muchos días, si quieres la revancha mediática, todos mis conciertos a partir de ahora solo son en directo.
Por lo demás, nada mucho más interesante en el artículo; palabrerío y promesas de que hablará de no se qué y no se cuántos.
Le vamos a contar un secreto al bueno de Redondo: esa columna únicamente tendrá tirón cuando cuente algo jugoso o se meta con alguien.
¿Cogerá el guante Évole?
No parece probable que Jordi Évole vaya a coger estas dos líneas para dedicarle de nuevo un programa a ya un desfasado y poco interesante Redondo… Y mucho menos rompiendo el esquema de su programa personal para dar un directo.
