La intervención de Miguel Ángel Revilla en el Todo es mentira del pasado viernes 5 de agosto de 2022 dio para mucho.
Y no es porque el presidente cántabro sea especialmente elocuente, que no lo es: de hecho, la primera respuesta ‘estrella’ del populista de las anchoas fue precisamente sin darse cuenta y un golpe sin querer a Pedro Sánchez.
Y la siguiente, ya cuando consiguió participar en el programa, fue una auténtica imbecilidad.
Y es que pareciera que muchos políticos de este país buscan éxitos y fama a base de meterse con Isabel Díaz Ayuso, la auténtica protagonista del panorama. Situamos el foco en las protestas de la del PP contra el Ejecutivo nacional por el penoso plan de ahorro energético. Creerán los que se meten con ella que así consiguen adeptos o el favor de los socialistas, pero lo que habitualmente consiguen es quedar de pena. Y eso es lo que le pasó a Revilla, dado además, que una de las principales valedoras de la presidenta madrileña estaba sentada en el plató de Cuatro y le iba a tocar hablar…
Esperanza Aguirre, predecesora y descubridora de Ayuso, saltó como un resorte a defenderla. Se lo puso fácil Revilla porque soltó una idiotez sin precedentes:
«Si Europa recomienda, hagámosle caso, estamos en Europa para lo bueno y lo malo, afortunadamente. […] Y en medio de esas recomendaciones claro que cada uno puede poner sus objeciones, pero aquellas autonomías que ya de entrada, porque el Gobierno de España dice, ya están en contra… Yo creo que estarían en contra hasta si de repente se le ocurriese darle 1.000 euros a cada español».
La reacción de la exministra y expresidenta de Madrid, Aguirre, fue inmediata y a bocajarro:
«¡Hombre, claro que estaríamos en contra!»
Y es que Revilla normalmente se pasa de populista, hasta que le ‘cruzan la cara’.
El micro abierto delata el golpe a Sánchez
Y es que Revilla es tan inconsistente como hipócrita. Apenas segundos antes de su intento de palo a Ayuso, su cara lo había dicho todo contra las medidas de Pedro Sánchez. Con el micro abierto y una persona haciéndole sus comentarios, a Revilla se le escapó el golpe colosal al Presidente:
«Los 27 grados serán para calentarse», le dijo alguien a Revilla cuando pensaban que no estaban en directo.
La cara del cántabro, asintiendo, a caballo entre la desidia y la resignación, fue el colofón final. Hasta Marta Flich se partió de la risa.