No hay quien dé crédito a Pedro Sánchez.
Después de la carta de marras, los cinco días de reflexión y una comparecencia sin preguntas para anunciar que seguiría como presidente del Gobierno, las reacciones surgieron como setas en el bosque en pleno mes de otoño.
Vicente Vallés, en ‘Espejo Público‘ (Antena 3), fue contundente a la hora de hablar del comportamiento del dirigente socialista, empecinado en alentar la movilización y hasta el frentismo:
Bueno, yo creo que hemos venido de un fin de semana de culto a la personalidad del líder y después de esta decisión, con la forma en la cual el presidente la ha explicado y con eso del punto de aparte, para que las cosas sean diferentes a partir de ahora, entramos en una fase que los argentinos conocen bien de kirchnerismo. Ese culto a la personalidad transformado en una movilización. El presidente ha hablado textualmente que la mayoría social se movilice y vamos a tener un Gobierno con una base social movilizada para defender el sustento de ese Gobierno de coalición.
Es cierto que el Gobierno lleva siempre criticando a la oposición por no haber aceptado el resultado de las urnas. En alguna medida creo que el PSOE y Pedro Sánchez tampoco han aceptado el resultado de las urnas porque el resultado de las urnas ha permitido tener una mayoría parlamentaria para elegir legítimamente al presidente del Gobierno, pero también ha ofrecido la visibilidad de que el primer partido de la oposición en realidad fue el que ganó las elecciones. Y eso no creo que haya sido fácilmente asumido por el presidente del Gobierno y por su partido. Ahora vamos a entrar en esta fase de cierto kirchnerismo en el cual hay que movilizar a la sociedad para que defienda, bajo cualquier circunstancia, la sostenibilidad del Gobierno a largo plazo.
Criticó el contenido de sus mensajes, siempre enfocados para sus adeptos:
Efectivamente, el presidente del Gobierno, que no ha hecho un llamamiento a la oposición, pero es que no ha hecho un llamamiento tampoco a los españoles en su conjunto. El presidente del Gobierno ha hablado de sí mismo y ha hablado de los suyos y ha hablado para sí mismo y para los suyos, que es lo que suele hacer por otro lado casi siempre. Entonces, este es un asunto que va bastante más allá de los intereses personales del presidente, de los intereses particulares de un sector concreto de la población, por muy mayoritario que pueda llegar a ser, que es el sector que le apoya, sino que va más allá.
El presidente del Gobierno se supone que es el presidente del Gobierno de todos los españoles, no solamente de quienes le han votado. Y por tanto debe dirigirse a todos los españoles e incluso debe dirigirse también a la oposición, porque si lo que hace falta es una regeneración del país, como él dice, si lo que hace falta es una movilización general para acabar con determinado tipo de prácticas, deberá ser efectivamente una movilización general, no una movilización particular de unos contra otros, porque entonces entramos en un territorio mucho más peligroso.
Le sorprendió el adanismo mostrado por el jefe del Ejecutivo:
Me resulta interesante, no solo en la intervención de hoy del presidente, sino también en la carta y en lo que ha pasado estos días, que es una cierta suerte de adanismo, de esto solo me ha pasado a mí. Si uno echa la vista atrás, y algunos de los que estamos aquí tenemos una cierta edad para recordarlo, incluso lo hemos cubierto como periodistas, las últimas legislaturas de todos los presidentes han sido terribles, todas, pero sin faltar ni una. No hay una sola excepción de una última legislatura de un presidente que no haya sido terrible, con un ambiente muy parecido al que estamos viviendo en esta, que no necesariamente tiene que ser la última, pero es en la que estamos.
Vallés subrayó algo esencial, que Sánchez no es el único presidente que ha sufrido una legislatura tensa:
Que las sesiones de control del Gobierno han sido terribles en muchas épocas de nuestra democracia, con diferentes presidentes y diferentes líderes de la oposición, esto es indiscutible. No pasa solo ahora. Que ha habido discusiones sobre lo que hacían o dejaban de hacer las esposas de los presidentes, en España, en el Reino Unido, en Estados Unidos, el último presidente, el actual, Joe Biden, cuando llegó a la Casa Blanca se discutió si su mujer podía seguir dando clases, como llevaba haciendo mucho tiempo. Y hubo discusión nacional sobre si la esposa del presidente de Estados Unidos tenía que dar clases o no.
Esto de que solo le pasen las cosas al presidente del Gobierno de España es una suerte de adanismo muy sorprendente, y tendríamos que decirles, oiga, que lo último, lo que ha pasado en el último cuarto de hora no es lo único que le ha pasado a este país. Llevamos viviendo cosas mejores y peores en diferentes etapas de nuestra historia, con acontecimientos tremendos como, por ejemplo, rodear parlamentos, o rodear sedes partidos políticos, porque no nos gusta qué decisión ha tomado un partido político con respecto a un tema.