La actualidad política española vuelve a verse sacudida por un caso que combina lo peor de la crónica negra y la gestión institucional del Gobierno de Pedro Sánchez. Nacho Abad, uno de los periodistas de sucesos más conocidos del país, ha puesto en el ojo del huracán al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, por su papel en la administración penitenciaria de Ana Julia Quezada, condenada por el asesinato del niño Gabriel Cruz.
El escándalo ha saltado a la palestra tras conocerse detalles sobre privilegios, chantajes y supuestas relaciones sexuales dentro de la cárcel de Brieva, donde cumple condena la autora del crimen.
La indignación no solo proviene de los familiares de la víctima, sino que ha calado hondo en la sociedad española, que asiste perpleja a lo que algunos califican como un “bochorno institucional”. En especial luego de que la madre de la víctima ofreciera una rueda de prensa para denunciar los hechos.
El presentador de ‘En boca de todos’ ha afeado el papel del Ministerio Público en el caso:
«Vamos, que el fiscal sustituto de Ávila ha dejado tirada a Patricia, después de prometerle una cita, nada que me extrañe de la Fiscalía (…) Ha recibido llamadas telefónicas directas con amenazas de muerte, ella dice que lo ha denunciado y se lo han chivado, nada que me extrañe de la Justicia, menos mal que lo recurrieron y lo han vuelto a abrir».
También ha atizado a Instituciones Penitenciarias, dependientes del Ministerio del Interior, por la corrupción, el pésimo manejo y la nula supervisión de las condenas de los culpables. Por si fuera poco, les retrató por publicar una nota de prensa en la que alababan a la asesina.
“Y lo de Instituciones Penitenciarias es de juzgado de guardia. Que el día del aniversario de la muerte del pequeño Gabriel tenga la desfachatez de publicar una nota de prensa en la que elogian el comportamiento de su asesina, Ana Julia Quezada, en prisión diciendo que es muy buena, muy buena y que hace clases de yoga, demuestra el poco nivel de sensibilidad de una institución tan importante como es Instituciones Penitenciarias”.
Por último, y sin morderse la lengua, Abad ha cargado fuertemente contra el ministro de Interior al que ha catalogado como “uno de los peores ministros de la historia de este país».
Un repaso a los hechos: corrupción, móviles y favores sexuales
El origen del actual terremoto mediático está en las últimas revelaciones sobre la vida carcelaria de Ana Julia Quezada. Según investigaciones judiciales y diversas filtraciones periodísticas, la interna habría mantenido relaciones sexuales con funcionarios del centro penitenciario a cambio de favores, entre ellos el acceso a un teléfono móvil. No contenta con ello, habría grabado vídeos comprometidos con los que posteriormente chantajeó a personal de prisiones para obtener aún más privilegios.
El Ministerio del Interior, dirigido por Grande-Marlaska desde 2018, se ha apresurado a abrir una investigación interna aunque, según fuentes oficiales, esta queda “en suspenso” hasta que concluya el procedimiento judicial. Sin embargo, para muchos analistas —y especialmente para Nacho Abad— estas explicaciones llegan tarde y mal: “Había avisos previos y denuncias públicas desde hace años sobre el uso irregular de móviles por parte de Quezada”, recuerdan voces críticas.
- 2018: Ana Julia Quezada es condenada a prisión permanente revisable por el asesinato del niño Gabriel Cruz. Es la primera mujer condenada a prisión permanente revisable en España.
- 2023: La madre de Gabriel denuncia públicamente irregularidades en el régimen carcelario de Quezada.
- 2025: Se destapan los supuestos chantajes y relaciones sexuales en prisión.
La polémica ha reabierto viejas heridas. Patricia Ramírez, madre del pequeño Gabriel —conocido cariñosamente como ‘el pescaito’— ha sido una de las voces más duras contra Marlaska y su equipo. En repetidas ocasiones advirtió sobre las “irregularidades” dentro de Brieva y exigió responsabilidades políticas.
El papelón político del ministro Marlaska
Grande-Marlaska no es ajeno a las polémicas. Desde su llegada al Ministerio del Interior ha tenido que capear tormentas políticas y mediáticas derivadas tanto de cuestiones penitenciarias como policiales. Sin embargo, este nuevo episodio le coloca en una situación especialmente comprometida. Nacho Abad le acusa abiertamente no solo de inacción sino también de permitir una cultura interna en Prisiones donde los controles han brillado por su ausencia.
Las denuncias sobre uso ilegal de móviles en prisión no son nuevas: solo entre 2022 y 2024 se requisaron más de 2.000 terminales en centros penitenciarios españoles.
En sus declaraciones televisivas recientes, Abad llegó a afirmar que “nadie parece dispuesto a asumir responsabilidades”, lo que añade más leña al fuego en un momento delicado para el Gobierno. La oposición no ha tardado en exigir comparecencias urgentes y depuración total dentro del sistema penitenciario.
