Un instante tropieza
con otro instante a veces
en el alma y más tiempo,
entre valles y en montes
como una amanecida.
E ingenuamente cuelga
de las azucaradas
y apagadas barreras,
y el silencio brillante
elegido en la sombra.
Ese que no escuchabas
que no quieres y puedes
comprender en taberna,
y a ti se te ofrecieron
sin prisas con caricias.
Susurros imantados
y el amor infinito
sí derriba los miedos,
va contigo y se enciende
solo en tu corazón.
Mezclando en lo perdido
los vales del misterio
también la encrucijada,
y la demostración
totalmente exitosa.
José Pómez
http://pomez.net