Con serenidad larga declive y desconsuelo
afortunado bajo en el regadío antiguo
del flexo del oído del aluvión y faro
del momento templado y ristra de la andanada.
Como encontrarse espacio entre la olvidada espuma
y la tierna velada de enclave y del latido
del sillón blanco insomne que enmarca el comentario
de la envidia arlequín y del invento inmaduro.
Ahora alejado en ti como ya es de costumbre
e impregnado del aire tú puedes verlo en reja
colmado de alegría con tu fuente de apegos.
Y permanece y queda donde quiere tu prosa
configurando tu alma como esa flor con voz
que no se quebrará mientras tanto él no lo quiera.
José Pómez
http://pomez.net