Su fragilidad llega donde quiere
es primera y es rápida en la cuesta
elige los abrazos acolchados
no vaga y no es el agua mineral
probó a remar contigo y te encantaba
tanto su pensamiento decantado
como la luz filtrada entre dos árboles
que se quedaron sin nombre en la tarde.
Podría estar firmada en su lenguaje
de paraíso vivo aproximado
y ella se enfrentaría sola al peto
a la sed de la imagen de la sombra
perdurable en pintadas con la vista
telescópica y viva sobre el fondo
claro de los momentos compartidos
buscando los olivos para amarlos.
José Pómez