La mañana al completo
la pasé escribiéndote
con alegría extrema
con fortaleza plena
conservando los tiempos.
La serena virtud
equiparable a voces
ruidosas de la luz
combatiente de rima
a realidad regresa.
Alcanza atrevimiento
altura y se desploma
con saxofón al toque
que afortunadamente
airoso no enmudece.
En el placer de la era
de la espada en arena
de mirada sencilla
de placebo y de cardo
y áspera entre las fuentes.
Celo opaco y revuelto
sellando al figurante
a costa de la frente
protegida con casco
e inundando la estrella.
Reluciente y extensa
la sonora pisada
esculpida en azahar
del adorno del oro
y del claro imprudente.
Y hasta un ensombrecido
temporal derrumbado
deriva sin enmienda
desvanecida aurora
que me ama y me besa.
Verbo abrasador tinte
regalado o de oferta
el halago del lago
la flor multiplicada
en arpa y granado.
José Pómez