- Voy y vuelvo en el perfume de la noche
donde las nucleares voces suman
los días permanentes en cabezas
de los alrededores abrazadas
con la mirada activa de los sueños.
Qué dolor ese monte quemado
en los ojos abiertos siguieron
mezclados todos los rostros amigos
y allí una mujer sola una pareja
un niño que lloraba sin palabras.
Va y se apodera de un chubasco cálido
aprecia tu sonrisa y te susurra
la exuberancia tibia derretida
en las laderas ciertas de culpables
con temporales que apagan las llamas.
José Pómez