Allí te llamaré diosa o faisán
te miraré a los ojos increíble
portento descubierto celestial
primavera elevada hasta el mismísimo
vientre orgullo del techo de experiencia
me hablas con la soltura de dos remos.
Me alumbras el camino y él me alegra
la vida y la neblina de las cosas
si se rasca y se sopla vuelve el brillo
al orden y a sus luces aportadas
entre ayuda soñada poderosa
vigilante del viento y de la antena.
Tejedora de sabanas silvestres
y contadora de árboles de flores
castaños y nogales con raíces
en cerro viejo cumbre de la infancia
toda la diferencia está en la fuente
de donde viene el eco ya aumentado.
José Pómez