Del bote de miel queda ya muy poca
la realidad repone uno más grande
si me hablan guitarras de tus sueños
sin ser un juego nunca lo fue helado
a pequeños mordiscos se divide.
El quesito esperado a repartir
ya montaña ya valle según cuenta
qué lejos está hoy la primavera
entre las diez mil dudas inseguras
chirría el desayuno de los niños.
Revuelto el tiempo y con esas mañanas
contentas y despiertas golondrinas
sin ningún complejo aman lo sencillo
localizan palabras que extrañamos
en disputas internas más absurdas.
Sin reparar a veces baterías
bajantes de aguas limpias y armonía
más temprano que tarde con la paz
nos sentimos en casa si nos vemos
y aunque no nos veamos con ella estamos.
José Pómez