Es fragancia y a la vez ligazón
vespertino del faro caracolas
reluciente en talento de rompeolas
y va sin pretender nada en razón.
Vestido incluso con un chapuzón
posible es pendular sobre guindolas
agrupadas en un complejo de olas
que sueñan con lejano corazón.
Hay una bondad que se afirma obrera
dibuja sobre el pecho madrugada
a la primera vuelta pasajera.
Mas aparezca la noche intrincada
al navegar con alma se supera
bajo una fina lámina cruzada.
José Pómez