No se rinde mi aurora de las almas
apenas crece el texto en su horizonte
circula como un rayo por el monte
pregunta por las venas y las calmas.
Y se familiariza con sus armas
amando lo correcto y polizonte
reclamando memoria del bisonte
con los libros abiertos en sus palmas.
Llorando no y urgente mucho menos
existe en el transcurso de la historia
respirando en los campos de tu viento
va así tímida en los cielos serenos
con tu ayuda que enciende la victoria
y escrito está en su puerta el juramento.
José Pómez