Reconstruido con manos trabajadas
besando lo nacido y aceptando
lo oculto y lo visible y lo que tú eres
repetido y compuesto sin la culpa
ni el rencor de la luz rosa buscándote.
Cada puerto dispone de su puerta
y todas las miradas van al ruido
van como saboreando el puente al paso
sin recorrer el rostro de la alarma
la sospecha acompaña con asalto.
Sin la obligación de caminar
a oscuras sobre el techo que conoces
recuerda soñar sin sombra al relámpago
en el gesto del hombro en el espejo
rifado en una esquina cultivada.
José Pómez