De la venida próxima
donde vinieron todos
y muchos se marcharon
quedan solo dos rábanos
uno gordito rojo
y otro flaco y muy blanco
quizá estuvieron juntos
con raíces pegadas
la falta de nutrientes
y la escasez de luz
serían unas causas
que justificarían
su claro raquitismo.
Como el aljibe viejo
está seco hace tiempo
ya no necesita
blanquearlo con cal
y como esta forrado
de azul y filigrana
en todas las miradas
se fija su silueta
centrada sobre el ocho
y la serenidad
y su voz poderosa
con eco permanente
que nadie escucha ni oye.
La velocidad sigue
arrinconando vida
la cima de los frutos
la alegría contenta
visualiza la historia
y el regreso reúne
galería e imagen
entre los dos colores
permanentes del cielo
la observación requiere
agudizar oído
ralentizar el alma
hasta dejarla hablar.
José Pómez