Los pueblos vienen al jardín mimado
no escuchan al fantasma ni al pirata
buscan y encuentran claros horizontes
piedras esplendorosas palo seco.
Y ese rayo balsámico suma alas
como en el bosque del amor libera
el lamento la lágrima y el choque
más hermoso de todas las estrellas.
Con la victoria se templan los campos
el aullido de la paz vive aún
saltando entre los carros de los versos
soplando agua en los sueños del arraigo.
Se apagó adversidad cruel de esperanza
la flor que se dispersa a manos llenas
afirma el sentimiento a la coraza
y alegra el día y cumple su promesa.
José Pómez
http://pomez.es