Ojo de buey al cielo derretido
concentra comensales con el leal
admirador perfecto del afán
en peatonal ausente de ese ruido.
Entre silabas un entrometido
amigable querido por la mar
cambia el techo de paja por cristal
para ver las estrellas absorbido.
Reserva para ti mantel y mesa
descifra las señales que recibe
entrelazadas con tus ojos sabios.
Cuando descubre pronto por sorpresa
que es vecino de al lado el que te escribe
la sonrisa discreta de tus labios.
José Pómez
http://pomez.es