Sobre esos labios presos
y todos sus silencios
hablan tus ojos locos
ocupan los oídos
suavemente callados
repentinos de orgullo
y alabada en el alma.
Fueron en la cintura
las palomas en niebla
con sus alas rosadas
cuando me lo contaron
no podía creerlo
ya entregado los filos
te leo y te comprendo.
José Pómez
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