Las llamas prenden de nuevo
como cantos olvidados
se sueltan a condenados
soleados en arboleda
con urgencia de centella.
Con el alma comprimida
se levanta de caída
encontrándose en el viento
la pasión de enamorados
con las flores de tus manos.
Tan cálidas y tan frías
frente al corazón aparcan
en ese rostro invisible
las lágrimas se agotaron
con las penas y alegrías.
José Pómez
http://pomez.es