Se elevaba y su boca me besaba en tierra
su estatura menuda miraba siempre al cielo
ella me encuentra en el porque soy como una estrella
reflejada en la mar de sus pupilas brillantes.
Aparezco de pronto cuando acaban los días
y sus brazos se elevan desatando la luna
y disuelve los lazos con su alegría extrema
sin rodeos recorre la distancia hasta el pecho.
Diferentes salinas producen margaritas
y sus raíces crecen como lo hacen los sabios
si abrir aquel principio con una sola mano
ilumina su cara como una rosa libre.
José Pómez
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