Zen la aula abierta,
donde la luz de diciembre se posa
como un pájaro blanco,
Marifé y Luisa esperan,
dos nombres que tiemblan en el aire
como hojas recién nacidas.
Marifé lleva en los ojos
un azul de mar
que aún no ha visto el verano.
Luisa, en su silencio,
guarda la ternura de un jardín
que se abre despacio.
Las dos, sentadas,
son dos lámparas pequeñas
encendidas antes de la hora.
Pero falta Rosa.
En el aire queda su aroma leve
–jazmín y lápiz recién sacado–
y el sitio vacío de su pupitre
es un pozo de luz
donde cae, una a una,
la esperanza de las dos que quedan.
Rosa,
que es siempre la primera rosa del día,
la que llega corriendo
con el viento prendido en la falda
y una risa que despierta
los pupitres dormidos.
El reloj da un latido lento,
y otra vez,
y otra vez.
Y no llega.
En el cristal de la ventana
se dibuja su ausencia:
un hueco con forma de muchacha,
un sitio vacío que duele
como duele la rama
cuando le han robado la flor.
Marifé aprieta el lápiz,
Luisa dobla y desdobla
el borde de su cuaderno;
las dos miran la puerta
de cristal o de espejos
con esa esperanza fina,
casi dolorosa,
de quien aguarda un milagro
que ya conoce.
Y yo, desde este rincón del tiempo,
las veo esperar,
y siento que la belleza más pura
es esta espera limpia,
esta ausencia que las hace más juntas,
más niñas,
más eternas.
Ven, Rosa,
ven pronto,
que el aula está triste sin tu color,
y estas dos almas buenas
te guardan, intacto,
el sitio exacto de la luz
José Pómez
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ISBN: 9781008924512
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