El día después

Jordi Jaumà (Periodista Digital/Agencias).-

No, no se trata de una crónica deportiva.

En este partido todos ganaron. Es lo que tiene la política. Aunque se pierda por goleada estos magos de la palabra, que son los políticos, siempre son capaces de arrimarse al sol que más calienta. Vamos que lanzan la visión que más les interesa.

De hecho, no hay más que ver las declaraciones de Josep Piqué para el líder de los populares catalanes es el tiempo «de la alta política» y advirtió de que quedan muchos meses de debate y que existe el riesgo de que las cosas se orienten en dirección contraria a los intereses de España y de Catalunya y pidió un esfuerzo para no apelar «a las vísceras, a los sentimientos y a los instintos primarios«. Así, señaló que este no es un debate territorial que enfrenta a Cataluña con el resto de España, pero sí que el proyecto de Estatut afecta a la «columna vertebral» de la Constitución y por ello defienden que este estatuto sea debatido como una reforma de la Carta Magna.

En pocas palabras, el político catalán tiene miedo de que con la actitud de su partido y el recurso de amparo que pusieron ayer ante el tribunal constitucional, pierdan los pocos votos que tienen en Catalunya. Está entre dos fuegos, aunque apuesta por su jefe. De hecho destacó que ayer, Rajoy, habló en el Congreso en defensa de los intereses de los catalanes por una razón y es que «va a ser el presidente del Gobierno de toda España» y Piqué cree que «nadie puede serlo sobre la base de la confrontación entre territorios«, siendo consciente «de que tiene que defender los intereses de todos«.

En el bando opuesto. el primer secretario del PSC y ministro de Industria, José Montilla, aseguró hoy que existen «suficientes puntos en común» entre el proyecto de Estatut de Cataluña y el PSOE como para que el texto «vea la luz a lo largo de este periodo de sesiones«. Montilla situó la financiación y la definición de Cataluña como nación como los temas más importantes a negociar y dijo que «con un término u otro» el reconocimiento de la identidad nacional catalana «aparecerá en el texto«.

Según Montilla, el presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, ya expresó ayer su voluntad de que el Estatut «recoja de alguna manera el reconocimiento de la identidad nacional de Cataluña» y señaló que «el término preciso es una de las cosas que se tienen que abordar» en el periodo de negociación«.

Parece, leyendo entre líneas, que Montilla tampoco las tiene todas consigo. Zapatero tendrá que negociar a diez y siete bandas. Con Esquerra Republicana de Catalunya, con el Partido Popular -sobre todo para quedar como un presidente integrador-, con los vascos que están mirando el proyecto de reojo, con el resto de las autonomías que quieren ver sus propios estatutos reformados. Y lo más difícil con su propio partido, con las posiciones enfrentadas entre los presidentes Maragall, Ibarra, o el veterano Alfonso Guerra quien ayer conversaba animadamente en la M-30 del congreso – ese pasillo situado tras los escaños en el hemiciclo- con Manuela de Madre vicepresidenta del PSC y Gemma Ribas, jefa de Prensa del PSC y otra de las mentes en la sombra que dirige la comunicación de los socialistas.

La moviola en este caso no permitirá ver su hubo penaltis o no.
Eso lo sabremos en las próximas elecciones generales

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