Daniel Forcada (Periodista Digital).- La Vanguardia titula su sección de opinión con ‘Los deberes del PP’. Un editorial en el que el diario catalán pasa revista a las últimas actuaciones del Partido Popular e insta a su líder a que en su retiro de hoy y mañana en Toledo corrija su “errónea decantación hacia posiciones excéntricas (en el sentido literal del término: fuera del centro)”.
Para La Vanguardia, la gota que ha colmado el vaso en esta decantación del PP ha sido la “mezcla de silencio y comprensión” de sus principales dirigentes sobre el polémico discurso del General Mena Aguado. “Situar a este militar en un contexto justificador aleja al PP no solamente de la centralidad política y de los parámetros de cualquier democracia digna de este nombre”, advierte.
“Es cierto que la oposición extremosa a la propuesta de catalana de nuevo Estatuto ha permitido la escalada del PP en las encuestas, pero no es menos cierto que este camino (que cabalga peligrosamente entre sobre prejuicios y fobias territoriales) conduce al callejón de la soledad, a la imposibilidad de cualquier pacto postelectoral”.
La solución inteligente, según el diario, es que el PP entre la negociación partidista: “Si el PP cree de verdad en la unidad de España, debe atraer a una parte significativa del electorado catalán. Ésta es su asignatura pendiente”.
EL PAÍS CASTIGA A HERNANDO
Y si La Vanguardia analiza detenidamente las últimas actuaciones del partido de Rajoy, algo parecido hace El País con el presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Francisco José Hernando.
Sus últimas actuaciones son descritas por el periódico como “estridentes, impropias de su cargo y generalmente alineadas con el Partido Popular”. Actuaciones como la de dar su apoyo a la orden de disparar a matar a los sospechosos de terrorismo o la invención de “patrañas” como que un mismo hecho pueda ser delito en una parte de España y no serlo en otra. Su obsesión por el Estatuto, dice el diario, le lleva a decir “inconveniencias insultantes como que el catalán no tiene una proyección positiva en otros aspectos de la vida” y a “inferir con descaro” en el debate político.
El editorial concluye que Hernando dejará el CGPJ “más desacredito que nunca en sus 25 años de existencia” cuando lo abandone dentro de poco más de un año.
ABC Y LA IMAGEN DE ESPAÑA
Estatuto y Caso Mena siguen protagonizando las páginas de los periódicos nacionales. En su caso, ABC se preocupa por la imagen que de España se destaca en la prensa internacional a raíz del discurso del General. Una visión en la que se han volcado “ciertos estereotipos, absolutamente obsoletos, que no reflejan el grado de madurez de la democracia española ni la sintonía del Ejército con el orden constitucional”.
Y en su intento por buscar la explicación a estos prejuicios, ABC considera que la imagen que España proyecta al exterior “no contribuye a acabar con los estereotipos y tópicos”. En nuestro país, dice, se dibuja el panorama de un “país frágil y vulnerable” ante la demanda del nacionalismo vasco y catalán. Y recuerda también que para que “a un país se le tenga en consideración en la comunidad internacional debe empezar por contar con un Gobierno que no utilice las relaciones diplomáticas para dar satisfacción a meros instintos ideológicos”.
EL MUNDO Y EL CATALÁN
En su editorial de El Mundo comienza haciendo un claro aviso al presidente del Gobierno de que a partir de ahora le recordarán el comproiso: «que el nuevo Estatuto de Cataluña no va a cambiar el actual marco lingüístico”. Una promesa de Zapatero que El Mundo considera que se contradice con lo pactado por Rubalcaba con CIU y ERC. Un pacto que impone una “clara hegemonía” del catalán sobre el español.
En su argumentación, el periódico de Pedro J. Ramírez cita tres casos en los que ese compromiso de ZP no se cumple: la política catalana de normalización lingüística que vulnera la intimidad de los enfermos, la imposibilidad de elegir una educación en castellano y la política de la Generalitat de convertir la enseñanza del español en las escuelas en algo “irrelevante” y “marginal”.
