Daniel Forcada (Periodista Digital).- Así de esperanzado y contundente se manifiesta Manuel Marín en la que es su segunda carta al presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Francisco José Hernando. Se la ha enviado este miércoles 16 de marzo con el deseo de hacerle “algunas consideración” sobre la negativa de este último a comparecer en el Congreso.
Hernando debería haber acudido este miércoles a la Carrera de San Jerónimo pero, por segundo vez, declinó hacerlo. Alegó en su justificación que la «grave inconcreción de los contenidos de la comparecencia» le colocaba «en la prudencia de rechazarla» al objeto de no verse sometido a una función política de control.
En el particular diálogo postal que ambos llevan mintiendo desde hace varias semanas, Marín le respondía así:
“No puedo, en consecuencia, aceptar el fondo de su argumentación cuya lógica llevaría a subordinar las Cortes Generales al Consejo General del Poder Judicial, lo que supondría ignorar nuestra condición de representantes directos del pueblo español en quien reside la soberanía nacional y lo que es igualmente grave desconocer la función del Tribunal Constitucional como intérprete supremo de la Constitución.
Estoy firmemente convencido que, a fin de evitar situaciones como la que estamos conociendo, sería muy conveniente acompasar el ejercicio de la función constitucional propia del Consejo General del Poder Judicial, con la debida “prudentia” evitando entrar o intervenir en el debate político.
En otro caso, el legítimo juego democrático y la propia función de las Cortes Generales conlleva el sometimiento a la libre crítica y al reproche”.
Marín concluye su carta prometiendo mantener su “línea de moderación”. Y remata con un “espero verle pronto en el Congreso de los Diputados y deseo que la virtud de la “prudentia” sea nuestra guía en el futuro”.
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