(Carmelo Jordá).- Luis Solana destacaba ayer en su blog con muy buen ojo el artículo que su tocayo, Luis Herrero, firmaba en el periódico El Mundo (€). El antiguo periodista de la COPE y ahora eurodiputado del PP adelantaba en esta columna la que será, sin duda, una las claves políticas del próximo otoño: la batalla entre una parte del Partido Popular y el alcalde madrileño, Alberto Ruiz Gallardón.
No, no es que pensemos que Federico Jiménez Losantos es “una parte del PP”, sin embargo sí que está claro que el periodista de la COPE representa cierta sensibilidad dentro de la derecha española más bien enfrentada a la que representaría Gallardón y que, además, cuenta con una poderosísima influencia sobre el partido y su electorado.
Lo notable del artículo de Luis Herrero, como bien destaca su tocayo Solana en el suyo, es que es especialmente beligerante, sobre todo con un titular pensado para crear polémica y que, sin duda, la creará: “Federico, ¡más caña!”. A partir de ese combativo título el exlocutor trata de dar algunas claves que él conoce de primera mano sobre la viva polémica que desde hace un par de años tiene al director de La Mañana y al Alcalde de Madrid enzarzados en una batalla mitad personal y mitad política:
Tardé muchos meses en conseguir que Federico aceptara sentarse a comer con Alberto, y cuando finalmente accedió -más por callarme la boca que por convencimiento- ya era demasiado tarde. Alberto nunca acudió a la cita. Ni siquiera permitió que se concretara. Tardé en entender el porqué, hasta que un día me di cuenta de que su nueva táctica le llevaba a publicitar el enfrentamiento, en lugar de a resolverlo, para acreditar, frente al perfil bronco y áspero de su antagonista, el perfil moderado y amable que reclama como propio. Lo que a Alberto le interesa es enviar un mensaje concreto a esa franja del electorado que, como él, piensa que la COPE destila fundamentalismo cavernícola: él es el único líder del PP que, en público, se atreve a tenérselas tiesas con Federico, el ciudadano que no se arredra a la hora de presentarle una querella criminal por injurias y calumnias, el alcalde que no se para a medir el daño electoral que puede provocarle una enemistad semejante.
Un movimiento tan claro de alguien que, al fin y al cabo, ha aparecido en las listas populares, parece el banderazo de salida de una batalla interna en el PP que desde muchos sectores se va a interpretar (y a vender) como un paso más en el famoso “giro a la derecha” que según sus contrincantes está dando el centro-derecha español. Solana lo explica de forma clara y concisa:
Ni órganos de decisión ni historias: un sector del PP, del que Luis Herrero es portavoz, ha decidido que Gallardón está de más. Que es mejor que se marche a ganar dinero con Fernández Tapias y que deje de complicar la deriva derechista popular.
¿Terminará la batalla con las elecciones municipales? ¿Lograrán sus adversarios dinamitar la candidatura de Gallardón a repetir como alcalde? ¿Influirá esta polémica en los votantes que vienen dando mayorías absolutas al político popular elección tras elección?
Las respuestas a estas preguntas dependen de muchos detalles, pero desde mi modesta opinión hay uno fundamental: que el PSOE encuentre un candidato capaz de poner en apuros a Gallardón, cosa que no parece que esté al alcance de Trinidad Jiménez pero sí de un político de la relevancia y experiencia de Javier Solana, que últimamente está en boca de muchas voces autorizadas, incluida la del propio Pepiño Blanco.
Quizá un candidato socialista de empaque haría al PP apretar las filas para conservar, sea como sea, una alcaldía de una importancia capital, especialmente en el plano simbólico y de cara a las generales del 2008. Así que, paradójicamente, lo que puede necesitar Gallardón es un rival capaz de vencerle.
¡Qué cosas tiene la política!
