¿No ve, no oye?

(Carmelo Jordá).- Inasequible al desaliento, impermeable a la realidad, quizá ambas cosas o puede que ninguna pero no del todo sincero. Sea como sea el presidente Zapatero sigue manteniendo «sus expectativas» sobre el mal llamado proceso de paz o, al menos, eso ha afirmado hoy en el Congreso de los Diputados durante la sesión de control al gobierno.

Y lo ha hecho, con diferentes palabras, en dos ocasiones: una primera al ser interpelado por el diputado de Coalición Canaria, Paulino Rivero; y una segunda cuando Mariano Rajoy introdujo el tema de rondón en una pregunta sobre la inmigración. Zapatero afirmó además que condenaba la “violencia callejera”, pero al parecer no la considera un impedimento para un proceso que, según él mismo y su partido han afirmado en multitud de ocasiones, debía desarrollarse en unas condiciones de cese de la violencia que no parecen las que se registran actualmente en el País Vasco, con un recrudecimiento del terrorismo callejero y con actos en los que encapuchados anuncian el mantenimiento de la lucha hasta lograr “una Euskalherria independiente y socialista”.

Pero para el presidente parece que no existen ni los autobuses quemados, ni los cócteles molotov contra emisoras de radio ni los comunicados leídos a punta de subfusil, él conserva sus “expectativas para el fin de la violencia en los mismos parámetros que el día en que ETA decretó el alto el fuego permanente”.

La inmigración ha sido otro de los elementos que ha tenido, como todas las semanas desde hace algún tiempo, un fuerte protagonismo en la sesión de control. Si bien Rivero no ha entrado en ese tema a pesar de lo mucho que preocupa a sus votantes en Canarias si lo han hecho Rajoy y Acebes.

El primero interpelando al presidente y recordándole las muchas críticas que la regularización masiva promovida por el ministro Caldera ha levantado en toda Europa, extremo que Zapatero ha negado en un nuevo y oportuno ataque de autismo político: “Entre los gobiernos de la UE no hay críticas sino colaboración”, que ha llevado al líder de la oposición a pedirle que “no niegue la realidad” y que “gobierne como una persona normal”. Rajoy ha aprovechado, además, para recordar a la cámara el fallo de la UE que considera ilegales las trabas puestas a la OPA de E.ON sobre Endesa y las nuevas competencias que el gobierno otorgó hace unos meses a la Comisión Nacional de la Energía.

Poco después el Secretario General del PP, Ángel Acebes, ha preguntado a la vicepresidenta De la Vega el número de inmigrantes que saldrán a la calle en las próximas semanas al cumplirse su plazo de retención preventiva, cuestión que la política socialista ha eludido hasta llegar a una nueva guerra de cifras sobre la repatriación de ilegales.

La nota cómica de la tarde la ha aportado el líder de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, que en su pregunta a la vicepresidenta sobre la financiación de la Iglesia ha empezado por citar mal El Quijote (“con la iglesia hemos dado” por “con la iglesia hemos topado”) y ha terminado por adjudicar a un tal “Sr. Camino”, la autoría de “Camino de perfección”. ¿Será que le quiere “recuperar” la memoria histórica al brazo incorrupto de Santa Teresa?

En definitiva, una sesión de control que adelanta lo que será, seguramente, buena parte de este curso político y los temas sobre los que orbitará la batalla parlamentaria, con ETA y la inmigración como estrellas indiscutibles y el culebrón eléctrico reclamando también su protagonismo.

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