Juan C. Osta (Periodista Digital).- La olla parlamentaria está a borbotones. Zapatero sólo sabe contestar que “desde el sentido común, a quien le corresponde acusar es al Fiscal”. Le ha contestado Rajoy: “El problema es que yo no tengo ninguna relación con el Fiscal, y usted, sí”. Esta Sesión de Control ha sido para Otegui, De Juana, el “horror” de Cándido Conde-Pumpido,“más propio de la Falange que de un régimen democrático”, y …para el café. “Ni los españoles les votaron para lo que están haciendo ni el café vale 80 céntimos.”
Lo malo, como le ha dicho Astarloa al ministro Bermejo, es que “tenemos a Batasuna hasta en la sopa”.
“Ustedes que se ríen, los socialistas, le han dado rango de interlocutor político”.
Y el novato de Justicia, “un hombre de paciencia”, tocaba el micro contestando que “Batasuna es verdad que esté hasta en la sopa, pero son ustedes los que ponen los fideos”.
“El mal sabor se debe a esos fideos que ustedes ponen”.
Al tanto, había sonrisas en el pasillo. Carmen Alborch comentaba con los compañeros: “¿Estuvo anoche bien el jefe, eh?” El jefe y el café. Pero esto no ha conseguido relajar el ambiente ni esos ochenta céntimos. Manuel Marín, mirando a la bancada de la derecha, ha amenazado, incluso, con suspender la sesión. No estaba el presidente de los leones para tonterías. Ni media.
Pues, al trapo. El primero en cargar contra Cándido Conde-Pumpido ha sido Mariano Rajoy, y lo ha hecho con la ley en la mano, recordando las atribuciones del Fiscal General del Estado. “El artículo 8 del Estatuto Fiscal”.
“Usted no ha querido que Otegui vaya a la cárcel, lo mismo que ha querido que De Juana esté en la calle”.
El jefe de los populares ha llegado a decir: “Usted no defiende el interés general, sino el del señor Otegui, y siento mucho tener que decir esto”.
El Presidente contestaba todo el rato que “es falso y mentira que el Gobierno ha interesado ninguna actuación del Fiscal”.
Después de Zapatero los del PP han ido a por la Vicepresidenta. La ministra primera ha contestado a todos que “trabajar para alcanzar la paz es más que un compromiso, un deber. Un deber de todos”.
Zaplana y Acebes, Acebes y Zaplana, da lo mismo:
“Nunca se hubiese imaginado nadie que el Fiscal General del Estado se hubiese convertido en el máximo defensor de Batasuna”.
Y:
“El Fiscal General es más propio de la Falange, que bien conoce, que de un régimen democrático.”
Teresa Fernández de la Vega, que insiste en “seguir haciendo pedagogía”, les ha regañado:
“Señor Zaplana y señor Acebes, abandonen. Están enganchados en el pasado”.
Además, les ha replicado:
“Es posible que entonces pasara, cuando estaba aquel ínclito Fiscal, el señor Cardenal”.
El PP ha pedido al Gobierno que “se comprometa aquí a no consentir que Batasuna haga el acto que tiene previsto para el sábado”. “Ministro Bermejo, no se convierta usted en el enterrador de la Ley de Partidos”, y cosas así.
Y mientras Bermejo y Rubalcaba defienden la candidez del Fiscal Cándido, Zapatero ya andaba en el café. Si se lo toma de puertas para fuera, 1.50 €. Si prefiere tomárselo de leones para dentro, 73 céntimos. La dura realidad y el Congreso. La diferencia.
