La Mafia no mató al «Banquero de Dios»


(PD/Agencias).- Un tribunal de Roma ha absuelto a las cinco personas acusadas de asesinar en 1982 a Roberto Calvi, más conocido como el banquero de Dios por su privilegiada relación con el Opus Dei y el Vaticano. Calvi, director del Banco Ambrosiano, fue encontrado colgado de una soga en el puente londinense de Blackfriars en 1982. En sus bolsillos había monedas y piedras.

La investigación abierta por las autoridades británicas concluyó que se trataba de una muerte por suicidio, pero el caso fue reabierto años después a instancias de la familia de Calvi. El cadáver fue exhumado y se encontraron incidios de que pudo ser asesinado. La muerte de Calvi coincidió con la declaración de bancarrota del Banco Ambrosiano debido a uno de los mayores escándalos por fraude en la historia de las finanzas italianas.

Han quedado absueltos del cargo de asesinato Giuseppe Calo, presunto contable de la Mafia siciliana; Flavio Carboni, socio del banquero fallecido; el empresario Ernesto Diotavelli; el guardaspaldas y chófer del magnate Silvano Vittor; y la ex novia de Carboni Manuela Kleinszig.

La fiscalía había solicitado la absolución de ésta última acusada por falta de pruebas concluyentes que le vincularan con la muerte del banquero, pero para los otros cuatro acusados había solicitado cadena perpétua. Calvi tenía conexiones con las finanzas del Vaticano, y la fiscalía mantenía que también usaba su posición de privilegio para lavar dinero de la Mafia.

Según el relato de la fiscalía, los capos de la Mafia dejaron de fiarse de Calvi y comenzaron a sospechar que éste les iba a delatar por sus movimientos financieros fraudulentos. Así, concertaron una cita en Londres para deshacerse de Calvi, que había pasado de ser su principal valedor a ser un estorbo.

El juicio que hoy termina tras dos años de investigaciones deja en el aire más preguntas que respuestas, según el corresponsal de la BBC en Roma. Los abogados de la defensa han argumentado durante el juicio que Calvi se granjeó muchos enemigos con motivos más que de sobra para querer asesinarle.

Algunos de esos rivales podrían incluso pertenecer al Vaticano. Una posible conspiración entre varios de ellos pudo silenciar a un hombre que sabía demasiado de los entresijos financieros de dos instituciones consideradas sagradas en Italia: la Iglesia y la Mafia.

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