(PD/Agencias).- El Gobierno Zapatero sigue rehuyendo un debate a fondo sobre la misión y empeñado en negar que hay una guerra en Afganistán, pero está vez no se ha «arrugado«. Un día después de la muerte de dos de nuestros soldados, asesinados por los talibán, ha mantenido la decisión de enviar a otros 52 militares, que entrenarán al Ejército afgano.
PSOE, PP, CiU, PNV y Coalición Canaria han expresado su apoyo a la propuesta del ministro de Defensa, José Antonio Alonso, de enviar dos equipos con la función de adiestrar a tropas locales.
Pasaban 24 horas del ataque que le costó la vida a dos soldados españoles en la provincia afgana de Farah.
Aunque el Gobierno ZP lo elude, ya es hora de realizar un debate a fondo sobre esta guerra, que viene durando casi seis años, en la que los avances son demasiado escasos y que puede acabar en fiasco ante la falta de medios y el renovado avance de los talibanes.
Frente a Zapatero y los líderes del PSOE como Pepiño Blanco, que se niegan tozudamente a reconocer la realidad, afirmaba este martes El País en su editorial:
Que aquello es «una zona de guerra» y que los militares españoles corren «un gravísimo riesgo», como ayer espetó el secretario general del PP, es ya una perogrullada.
EL VOTO EN CONTRA DE IU
IU-ICV votó en contra del envió de estos 52 miliatres suplementarios. ERC y BNG no estuvieron presentes en la votación.
El Grupo Parlamentario Popular ha reclamado que el Parlamento revise la autorización de la misión española en Afganistán, dado que «los cometidos y la forma de operar se han modificado» desde su inicio.
Antes, el ministro de Defensa había comparecido para pedir a la Cámara «un paso más» en la ayuda que España, por encargo de la ONU, está prestando a la estabilización de ese país.
Para Alonso, este nuevo paso supone ayudar al Gobierno afgano y las autoridades de este país a asumir una mayor responsabilidad, es decir lograr «una mayor afganización».
Adiestramiento de nueve meses
El ministro destacó que la consolidación del Ejército afgano es «clave» para reconstruir el Estado y «clave» para la estrategia de la comunidad internacional.
«Estamos en Afganistán como mandan las resoluciones de la ONU para garantizar la seguridad y promover las condiciones mínimas de esperanza de la sociedad», ha reivindicado el ministro en el Congreso.
Avanzó que los militares españoles se ubicarán a unos 15 kilómetros de la base española en Herat y estimó que costará unos 200.000 euros mensuales, además de otros 200.000 euros para las instalaciones.
El curso tendrá una duración mínima de nueve meses y los 52 militares españoles se incorporarán en «muy pocos días», si Defensa recibe hoy la autorización parlamentaria.
El PP e Irak
En el debate mantenido en el Congreso, el portavoz del PP, Fernando López-Amor, manifestó que «esta misión ha sobrepasado los límites de autorización del Parlamento y ha de ser el presidente del Gobierno el que explique ante el Pleno qué se está haciendo en Afganistán y solicitar que se actualice la autorización dada en su día, dado que los cometidos y la forma de operar se han modificado».
«Lo que está ocurriendo en Afganistán es una guerra en la que nosotros participamos como podemos: ustedes con la mala conciencia histórica que ha tenido siempre la izquierda en los escenarios donde no se encuentran a gusto, pero engañando a los españoles», aseguró.
El PP, según lo que dijo su portavoz, considera que los objetivos con los que está en Afganistán son «los mismos» con los que se fue a Irak, «dar seguridad para reconstruir un país machacado por la tiranía, la de Sadam y la de los talibanes, que tenían a occidente en vilo por razones estratégicas».
Desde el PSOE, Jesús Cuadrado, advirtió de que «no es bueno el clima de confusión» que, a su juicio, intenta trasladar el PP sobre misiones de guerra o de paz, y criticó que el anterior Gobierno de José María Aznar calificara como «misión de paz» el envío de tropas a Afganistán y hoy no lo haga. «Este debate se produce porque el PP no es capaz de salir de Irak, necesitan explicar y referirse a Irak», agregó Cuadrado.
Josep Maldonado, en nombre de CiU, expresó el apoyo de su grupo al envío de los nuevos equipos, aunque expresó su preocupación por la «involución» de la situación del país, que se ha convertido en un área de «alto riesgo», y pidió que se cree «algún gabinete o equipo técnico para ver cómo se puede minimizar el riesgo» de las tropas.
De acuerdo con el Gobierno, Iñaki Txueka trasladó al ministro el apoyo del PNV a las misiones que realiza el ejército en el exterior y al nuevo envío, pese al «grave riesgo» que implica permanecer en la zona, ya que -afirmó- la misión mantiene las finalidades que planteó la ONU y autorizó el Congreso.
Los militares fallecidos
El ministro de Defensa ha comparecido en el Congreso de los Diputados, como tenía previsto antes de que se produjera el atentado contra un convoy español en Afganistán. Salvo por estos 52 militares que el Gobierno ya preveía enviar, el presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, aseguró este lunes que España no ampliará el contingente en el país asiático.
El titular de Defensa inició su intervención expresando su dolor por los soldados fallecidos a consecuencia de la «intolerancia» y la «barbarie», y mostró su solidaridad con las Fuerzas Armadas, la Brigada Paracaidista (unidad a la que pertenecían los dos soldados fallecidos) y las familias de las víctimas.
José Antonio Alonso ha confirmado que el avión con los restos mortales de los dos militares, y los tres soldados que resultaron heridos leves en el mismo, llegará esta madrugada a la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid).
El funeral será previsiblemente mañana, aunque se desconoce la hora. Por el momento, los tres militares heridos graves seguirán hospitalizados en Afganistán, ya que los médicos han decidido que es mejor no movilizarlos por su delicada situación.
Defensa considera que no puede afirmarse que la mina que pisó el vehículo en el que viajaban los españoles, en la provincia de Farah, hubiera sido colocada con intención de atentar concretamente contra nuestros soldados. Sin embargo, se sigue investigando si el artefacto, «de alta potencia», fue activado a distancia con un cable o no.
