(PD).-La desaceleración económica es su influencia en las elecciones juega hoy un vital papel de cara a las elecciones. El Gobierno huye de la realidad y anuncia que no es más que una tormenta pasajera. Desde la oposición, se ponen los datos sobre la mesa y se advierte que la crisis se ha acelerado. Tradicionalmente los españoles no suelen votar con el bolsillo pero la irresponsabilidad de Zapatero de sólo ver delante una arcadia feliz puede pasarle factura en marzo.
La importancia electoral del factor socioeconómico en España se ha demostrado históricamente relativa. Ignacio Camacho en su columna del ABC se inclina más que los españoles «acostumbran a votar más con las tripas que con la cartera, por pura afinidad ideológica o visceral, salvo cuando las cosas del bolsillo marchan rematadamente mal (última etapa de González) o extraordinariamente bien (mayoría absoluta de Aznar)».
Si el factor económico no sería determinante, sí puede serlo la actitud alegre y desinteresada del Gobierno ZP. Dicen que en marzo todo se calmará pero su capacidad predictiva se ha demostrado tan mejorable como su manejo de los asuntos de Estado.
Y no sólo en materia política. Zapatero estaba convencido, la víspera del atentado de Barajas, de que el Proceso de Paz progresaba adecuadamente. En primavera iba sobrado en la creencia de que el PSOE ganaría en Madrid con cualquier candidato. En diciembre pronosticó una bajada de los precios, mientras Caldera auguraba un descenso del paro. Ya se sabe lo que pasó en todos los casos. Con estos profetas del método «no corráis que es peor», más vale ir construyendo un Arca cuando anuncian que va a lucir el sol. Al menos Solbes calla, pero su silencio da mal fario porque quizá sea el único que sabe leer los mapas del tiempo que viene.
Ahora dicen, qué casualidad, que en marzo escampará. ¿Se lo creen de verdad? Si no se lo creen, malo, porque nos quieren engañar.
